El
gobierno de Cristina Kirchner ha dejado entrever que está estudiando un
aumento del mínimo no imponible para el impuesto al salario (llamado
impuesto a las ganancias).
El mismo pasaría de $ 5.782 a $ 7.998 para solteros, y de $ 7.227 a $ 9.997 para casados.
El viejo refrán dice que “cuando el río suena es que agua trae”.
La movida del gobierno no es casual, y
menos cuando el mencionado impuesto pretende perpetuarse y generalizarse
a todos los trabajadores.
Es que es tanto el malestar en los
trabajadores que comienza a hacerse insoportable ante los sensibles
oídos de la oligarquía financiera y su gobierno que se ven obligados a
dar pasos hacia atrás.
Pretenden con esto, desactivar demandas
populares sin tocar a fondo sus márgenes de ganancias. Pero eso es
imposible. Los capitalistas pretenden que el pueblo no se rebele y a la
vez mantener sus ganancias. Y eso es imposible. En ello radica lo
absurdo del sistema capitalista. Si el pueblo conquista, su calidad de
vida crece y las ganancias de ellos se achican.
La inflación, precios altos y sueldos
bajos, la inseguridad, la salud, la educación, la falta de vivienda, las
jubilaciones miserables, el acoso impositivo, el acoso financiero, y
otras medidas que el capitalismo toma para sostener su tasa de ganancia,
no se resuelven con este tipo de medidas que pretenden curar el cáncer
con una aspirina.
La contienda entre las clases está in
crescendo y los trabajadores y el pueblo no están dispuestos a mermar
sus reclamos y luchas por conquistar una vida digna.
En tal caso, toda medida, aunque tibia y
que por tal no resuelve el problema de fondo, lo único que logra es el
efecto contrario al que pretende la burguesía de atenuar la presión.
En una situación de ofensiva de masas,
como la que vivimos actualmente, lo que se le arranca al gobierno, se
toma como nuevo piso para mayores reclamos y nuevas luchas. Son, en vez
de válvulas que suavizan la presión contra la política que implementan
la oligarquía financiera y su gobierno, un nuevo empuje para ir por más.
Nada de impuesto al salario. Vamos por su derogación lisa y llana.
Debemos multiplicar las movilizaciones y
reclamos que se están llevando a cabo en todo el país contra el
impuesto al salario. Debemos agrandar y extender la unidad lograda en el
plano nacional y local. Ni un respiro a los monopolios y su gobierno.
Porque los objetivos de las luchas de
trabajadores y pueblo en general es la conquista de una vida digna que
el sistema capitalista nunca le proporcionará. Y luchando y conquistando
reivindicamos nuestra dignidad.
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