La presidenta dijo ayer que con
protestas y medidas de fuerza no se logra nada. Por su parte el ministro
Tomada dijo que están frenadas las incorporaciones, ahora hay que
cuidar los puestos de trabajo.
¡A confesión de parte, relevo de pruebas!, afirma el viejo dicho.
El gobierno quiere sembrar terror, y eso
no hace más que mostrar el miedo que le generan las imparables luchas y
conflictos nuevos y renacidos que se dan a lo largo y ancho del país.
Algunos
de esos conflictos, como el actual de los tamberos en la cuenca lechera
santafesina, adoptan las metodologías de lucha de la clase obrera.
Si bien esto no es nuevo, cada vez que
un sector social toma como propia la forma de lucha que lleva adelante
el enemigo fundamental de los monopolios financieros, se prende la luz
roja y tiemblan los dueños del poder y su gobierno.
Es que tener a pequeños y medianos
productores tamberos bloqueando las usinas lecheras en reclamo de un
aumento en el precio del litro de leche que obtienen de parte de éstas,
no es un dato menor. Hoy cobran un máximo de $ 1,50 por litro mientras
que en la góndola del supermercado se vende hasta seis veces más cara.
Además la misma materia prima les sirve a las fábricas lácteas para
producir quesos, yogurt, crema, y otros múltiples productos lácteos. En
conclusión: ¡Una bicoca!
¿Cómo es que sectores que componen la
burguesía y que trabajan para los monopolios dueños de la producción y
comercialización de los lácteos, hacen una medida semejante propia de
los asalariados sin capital? Se preguntan los señores del poder.
No entienden, o se hacen los que no
entienden, que el fenómeno imperialista de concentración, precisamente
genera este tipo de luchas. Son las acciones de los dueños de pequeños y
medianos capitales que forman la constelación que trabaja para los
grandes monopolios, pero que luchan por sobrevivir como hasta ahora han
vivido.
Contrariamente a la visión dogmática que
indica lo contrario, estos sectores, tienen, paradójicamente, profundas
contradicciones con los monopolios. El aportar diariamente con su
producción a estas empresas transnacionales y depender en absoluto de
ellas, no les proporciona un seguro de vida, por el contrario, están
sujetos a perderla algún día y es por ello que hoy rodean y bloquean las
plantas de fabricación de lácteos.
¡Qué poder tiene la clase obrera
con su lucha y con sus métodos de acción que impregnan toda la sociedad
y genera nuevas conductas, en algunos casos impensadas, al resto de los
sectores sociales hostigados por el imperialismo y su gobierno
kirchnerista!
Esto es apenas otra muestra más de la situación de profundización de los enfrentamientos que se van extendiendo en todo el país.
Este es el fantasma que los personajes del gobierno intentan conjurar con sus declaraciones y que les produce pánico.
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