“Soja
transgénica, ¿por qué tanto daño al más humilde? Quizás porque no
tenemos las armas suficientes para defendernos, o quizás sobramos
argentinos.
Es difícil creer que nos quieran
eliminar a los más humildes con un plan siniestro que no entendemos, el
boom de la soja transgénica-glifosato llegó a la Argentina hace más de
10 años, y con ellos las enfermedades-muerte, ¿a quién le conviene?
¿Una sociedad en extinción por
enfermedades? Están negociando con nuestra salud con la famosa soja
‘sustentable’, sustentable para unos pocos y daño irreversible para
millones de personas.
Quién nos devuelve a nuestros hijos
fallecidos, por malformaciones, tumores, leucemias, cánceres, etc. Quién
nos quita el dolor de no tenerlos más y pensar…que estos señores están
para cuidarnos y protegernos.
¿Cómo hacer para que el pasado quede atrás? Imposible”.
Con esta profunda y dolorosa declaración se pronunciaron las Madres de Ituzaingó,
sentimientos de la Argentina real que expresa en toda su dimensión la
situación que padecemos millones de argentinos por los diversos males
que nos aquejan, producto de esta sociedad decadente donde día a día se
muestran más voraces y despiadados con el único fin de acumular más y
más riqueza para tener más y más poder, el ser humano no cuenta. No hace
falta otra demostración para manifestar contundentemente que los
derechos humanos en nuestro país en particular son pisoteados con la
misma crueldad consecuente de la misma burguesía de siempre aunque
cambien los métodos o discursos.
Pero ¡ojo!, la lucha de clases enseña y
con ello la generalización de la protesta y la determinación de nuestro
pueblo de no quedarse quietos ni paralizados. Así lo demuestran los
compatriotas de Malvinas Argentinas de la Provincia de Córdoba, que han
tomado la firme determinación de enfrentar al monopolio mundial
MONSANTO.
La presidenta Cristina Kirchner vino
exultante de EE.UU. y anunció con bombos y platillos las nuevas
inversiones de Monsanto, más de 1.500 millones de pesos en la
construcción de una planta acondicionadora de semillas en la Localidad
de Malvinas Argentinas (hasta parece una ironía) en un predio colindante
a la Escuela Primaria “Capitán Luis Cenovio Candelaria” y a
metros donde los vecinos iniciaron un juicio contra las fumigaciones.
Pero el gobierno nacional autoriza la instalación de la planta de
Monsanto, al tiempo que anuncia dos centros de investigación y
desarrollo de la misma empresa en Tucumán y Córdoba con la posibilidad
ambiciosa de extender la frontera agropecuaria a la Patagonia.
Pero como decíamos, los vecinos se oponen y así lo expresan con la lucha y la movilización, aunque no salga en cadena nacional.
Una vez más aparece expresado el
concepto de que el Estado no es árbitro entre las clases, y se encuentra
más presente que nunca; es decir, muy por el contrario, el Estado es un
instrumento de la burguesía para dominar y ejercer las decisiones en
beneficio del poder monopólico, por eso no nos equivocamos cuando
afirmamos que el Estado es de las petroleras, de las mineras, de la
industria automotriz, de la siderurgia, etc., y en este caso también de
Monsanto y de Cargill, y que lo único que puede frenar esto es la
enérgica lucha de nuestro pueblo.
Por ello saludamos calurosamente la
iniciativa de los vecinos de oponerse a la instalación de dicha planta
porque con ello le embarramos la cancha a los monopolios, los
debilitamos políticamente aún más, lo cual, al mismo tiempo, nos va
generando cada vez mejores condiciones para quebrar la correlación de
fuerzas en el plano nacional donde la clase obrera y el pueblo logren
arrebatarles el poder a estos buitres de la humanidad y poder así regir
nuestro propio destino. No hay lucha pequeña, “la arena es un puñadito
pero hay montañas de arena” diría el poeta del pueblo; y así se viene
cimentando la lucha por el poder en Argentina.
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