El
conflicto y la lucha de los trabajadores de subterráneos deja al
desnudo la crisis política de la burguesía, poniéndola en ridículo y
marcando la cancha claramente en qué punto se encuentra la lucha de
clases hoy en Argentina.
Todo el arco burgués y sus mercenarios
toman posiciones claras en contra de los trabajadores, pero el andamiaje
del sistema crujió de tal manera que hasta los oportunistas de turno
terminan con fisuras que nada pueden explicar.
La burguesía, por más que esté dividida
compitiendo por sus negocios, no deja de mostrarse unida en su odio
contra la clase obrera. Así lo demuestra tanto el oficialismo como la
“oposición”. El hecho más claro y elocuente de esto es la postura de los
medios masivos de comunicación del sistema como voceros de la burguesía
monopólica, tratando de “indeseables” e “insensatos” a los
trabajadores, y presentando a la huelga como que el gobierno nacional, a
través de los “metrodelegados” (¿) le quieren mover el piso a Macri; al
tiempo que este tilingo, como no podía ser de otra manera, se suma al
coro llegando a decir barbaridades como que “en subterráneos nunca había habido huelgas, hasta que el gobierno K inventó a los metrodelegados”.
Ni hablar del sindicalista de la UTA, Roberto Fernández, que se desgañita hablando por los medios: “que no es un paro… es una toma de Subterráneos…que es una vergüenza…que hay que apegarse a la ley…” pidiéndoles disculpas a Macri, a Benito Roggio y a la Presidenta por esta “salvajada”.
Nada más falaz. Esta huelga, señores, es
contundente porque la clase obrera en subterráneos se suma a la
respuesta que la clase obrera argentina le está dando a la política de
los monopolios, que son los que iniciaron la inflación, y la continúan
salvajemente pretendiendo achatar los salarios. Todo aumenta todos los
días y a los fijadores de precios nadie del sistema les pone freno ni
los trata de insensibles.
Ahora bien. Cuando los trabajadores
fijan un objetivo de recuperar el salario perdido por causas ajenas a
ellos como la inflación, ahí sí saltan como víboras voraces y
disfrazándose de democráticos plantean el perjuicio a los usuarios. Pero
es al revés, señores, la mayoría de los usuarios son trabajadores, y
son estas luchas las que esclarecen los caminos y la unidad, en el
sentido que ponen en la vidriera a los responsables de la situación que
padecemos millones y millones de argentinos.
Y todos se desgañitan al unísono: “¡Es un conflicto político!”; y hasta algún metrodelegado les hace segunda, aclarando: “De ninguna manera. Es un reclamo estrictamente sindical”.
Pero desde nuestra posición nosotros afirmamos: CLARO QUE ES UN CONFLICTO POLÍTICO, que no quiere decir politiquero. Es
la respuesta política de la lucha a un proyecto político de la
burguesía monopólica que lo que pretende es hacer fabulosos negocios a
costa de salarios de hambre, es la lucha por los reclamos que
condiciona los planes de la burguesía; y es político porque en el
ejercicio de la lucha deja a la política burguesa y todos sus
instrumentos mostrando su verdadero rostro. Es político porque en las
asambleas, ejerciendo la democracia directa, las masas dijeron que no a
la conciliación obligatoria (una ley sacada por Frondizi como respuesta a
la oleada de huelgas que tuvo que enfrentar en 1958, y que a la única
que le sirve es a la burguesía). Y es político con mayúsculas porque con
esta actitud los trabajadores de subterráneos se pasaron por arriba
cualquier imposición que venga del marco institucional.
Lo que aquí hacen los medios de
comunicación masivos, el gobierno K y la UTA, es cubrir al dueño de la
pelota: el Grupo Roggio, un monopolio que fue el que recibió los más de $
10 mil millones en subsidios de todos los gobiernos, incluido éste,
desde la privatización, amén de la recaudación (que no es poca, y que
dicho sea de paso tuvo, de un día para el otro, un 120% de aumento con
la connivencia del gobierno nacional y de la ciudad), y ni hablar de la
ampliación de las líneas con plata de todos los argentinos. Puta si no
será político el conflicto‼!
Por eso saludamos calurosamente la lucha
de los trabajadores de subterráneos, y ya que se hacen tantos homenajes
es bueno recordar algunos para refrescarles la memoria con un poquito
de historia y que no vendría nada mal a los que quieren mezclar esta
extraordinaria lucha con una interna política coyuntural: Cuando el 24
de marzo de 1976 los militares dieron el golpe, los trabajadores de
Subterráneos hicieron un paro en los Talleres, y a las pocas horas se
estaba trabajando a punta de bayoneta, las tropas adentro de los
talleres con un soldado pegado a cada banco, a cada torno, y arriba de
los techos. En 1982, la primer huelga importante que estalla contra los
milicos fue en Subterráneos de Buenos Aires, por aumento salarial, y ahí
no estaba la UTA; se conoció como el movimiento interlíneas, cargada de
sabotajes, y los milicos no tenían con quién negociar porque era un
movimiento clandestino; en esas condiciones tuvieron que otorgar el
aumento que pedían a través de los volantes. O la huelga contra la
hiperinflación a Alfonsín, y la primera huelga contra el gobierno de
Néstor Kirchner lográndose un 45% de aumento salarial.
La historia de nuestra clase obrera es
muy rica y profunda, y no menos compleja, para querer intentar
neutralizar y aislar desde el macartismo de todo el sistema y la
mentira. Esta lucha está enmarcada en un peldaño más de la lucha de
clases donde los trabajadores y el pueblo están entrando en una ofensiva
donde ya no se está dispuesto a aceptar la vida que este sistema
ofrece, lo cual lleva al empantanamiento cada vez mayor de las
intenciones de los monopolios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario