Los
videos que publicamos al final de la nota hablan por sí mismo, aunque
por todos los medios masivos de comunicación, tanto locales como
internacionales, de una manera u otra, intenten justificar tal masacre,
la única realidad es que nuevamente la oligarquía financiera desata todo
su odio contra la clase obrera cuando lucha por sus reclamos.
El jueves de la semana pasada, en
Sudáfrica, la burguesía minera, más el gobierno de ese país y las
fuerzas represivas del Estado, han sido responsables del fusilamiento de
36 trabajadores mineros, en medio de una huelga llevada a cabo por mas
de 3 mil trabajadores que reclamaban mejores condiciones salariales y de
trabajo, a la empresa minera Lonmin.
Esta empresa de capitales británicos,
explota una de las principales minas de platino en el mundo ubicada en
Marikana a 100km de Johannesburgo, ubicándose como la tercera empresa
mundial de producción de platino. La extracción de esta mineral tiene
como destino fundamental la producción de catalizadores y caños de
escape, para la industria automotriz en el mundo.
La empresa Lonmin informaba este jueves,
previo a la masacre, que la huelga que produjo pérdidas de seis días
de producción, son equivalentes a 15.000 onzas de platino, y de esta
manera, pone en peligro el cumplimiento de sus objetivos anuales de
producción, fijados en 750.000 onzas al año.
Y contradictoriamente mientras la minera
patalea por una pérdida de sus millonarias ganancias, los obreros
plantaron la huelga reclamando que sus salarios no les permitían ni
siquiera mandar a sus hijos a la escuela, expuestos a condiciones
deplorables de trabajo, y obligados a vivir en chozas y casas precarias
sin agua, en las inmediaciones de la mina.
Luego de que la empresa anunciara sus
pérdidas de producción y las señales de desplome de sus acciones en la
bolsa, y ante la negativa de entregarles el aumento salarial a los
obreros, decidieron arremeter de la forma más sangrienta contra la
huelga que, además de los 36 muertos, produjo 78 heridos, muchos de
gravedad, y más de 250 detenidos.
Aunque ahora se tiren la pelota entre
ellos para ver quién dio la orden de los fusilamientos, la
responsabilidad es de la clase dueña del poder del Estado, que es la
oligarquía financiera, en este caso la empresa minera Lonmin, que le dio
la orden al gobierno y a las fuerzas represivas de defender sus
intereses a sangre y fuego. El miedo de los ejecutores de la orden, da
cuenta de la impotencia e imposibilidad de frenar con masacres como
estas el empuje y la decisión de la clase obrera y los pueblos
sojuzgados decididos a dar término a las terribles condiciones de vida a
las que estamos expuestos por este sistema opresor.
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