En
momentos como la actual situación que atraviesa la lucha de clases,
donde las masas obreras y trabajadoras comienzan una nueva fase en la
sostenida lucha contra el capital y van adquiriendo altos niveles de
confrontación con las políticas de la clase dominante, es la hora en que
los revolucionarios, más que nunca, deben inquietarse y ocuparse por la
revolución.
Esto es así porque debido a que el
movimiento de las masas trabajadoras y el pueblo, conforme avanza la
madurez en la compresión de las causas de su defraudada y malograda
vida, produce un fenómeno donde la permanente interacción y
realimentación de las luchas, va adquiriendo un volumen y una dinámica
propia y autónoma, y cuando las masas llegan a este punto no necesitan
apadrinamiento sino quién piense en la revolución y los pasos a dar en
ese camino.
Sin ninguna duda este proceso abre la
posibilidad de que la lucha dé, cómo resultado que cualquier conflicto,
por más pequeño que fuese, puede dar lugar a una explosión social de
derivaciones imprevisibles en la lucha de clases.
Pero la revuelta no es la revolución. La
revolución se organiza, se le da un cuerpo lleno de espíritu rebelde y
unidad. Y es producto de la actividad de los hombres y mujeres de masas
que conscientes de la etapa que se vive emprenden la pertinente tarea
de construir las herramientas que les permitan expresas todo su poder.
Será únicamente por el convencimiento y
el trabajo incesante de las masas revolucionarias y que a punta de lucha
y movilización logre cristalizar este objetivo.
Llenar de razones y unidad política a la
organización para la producción impuesta por la oligarquía financiera,
es el camino, porque es desde allí donde la clase obrera es la rectora
de la sociedad, como lo ha sido siempre en el trajinar de la historia y
desde donde lo será guiando las acciones del pueblo.
Hoy hay sólo un trabajo revolucionario
para estar a la altura de esta encrucijada de la lucha de clases y es
avanzar en el desarrollo de las cosas y esforzarse por acelerar los
acontecimientos. Nos encontramos frente a la emergencia donde la unidad
no puede esperar si queremos, que las grandes luchas y movilizaciones
que se avecinan, acumulen para la revolución.
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