El
conflicto de la policía de Santa Cruz que ya lleva dos semanas en que
la tropa está totalmente insubordinada al poder político, es una prueba
más de la descomposición del capitalismo que ha llegado a niveles nunca
antes visto.
La policía, al igual que todas las
fuerzas de seguridad, el ejército, y las instituciones estatales, se
fueron desarrollando históricamente para disciplinar a las masas que
intentaran torcer el brazo a la clase minoritaria que se enriquece y
vive a costa del trabajo y la explotación de las grandes mayorías
populares.
Es por eso que el Estado, surge desde
mucho antes que existiera la burguesía. Nace como necesidad de la clase
propietaria para proteger su injusta organización social, basada en la
propiedad y tenencia de todos los medios de producción que requiere la
humanidad para poder vivir.
El Estado de las minorías, se basa en el
poder del dinero, la corrupción, la compra de voluntades y la traición.
Es un instrumento de fuerza que ejerce la violencia sobre la mayoría de
las personas que constituyen la sociedad y que son las que producen
toda la riqueza existente.
De otra forma sería absurdo pensar que
una minoría absoluta de la organización social pudiera mantener y
profundizar sus privilegios haciendo que toda la masa mayoritaria
trabaje para ella y sus vicios.
En consecuencia, el Estado de nuestro
país, el Estado burgués monopolista, no cumple otra función que la de
ejercer la violencia absoluta sobre el pueblo en todos los planos
posibles: el político, el económico, el social, el ideológico, etc.
Pero, ¿qué pasa cuando la misma fuerza
de represión, en este caso la policía, se insubordina y hace suyos los
reclamos que, desde tiempo atrás, vienen levantando millones de personas
de las clases desposeídas (nos referimos a los obreros, los
trabajadores en general, los desocupados, los jubilados, estudiantes y
pueblo todo)? Pero, además, adoptan formas de organización que el propio
movimiento de masa ha generado en sus justas luchas y constituyen los
embriones de una nueva organización que repudia a la institucionalidad
del sistema y sienta las bases de la destrucción de la vieja sociedad
moribunda cual es la AUTOCONVOCATORIA.
Los mismos individuos de los que se vale
la burguesía monopolista para reprimir a los obreros y pueblo que toman
una fábrica, cortan una calle, realizan una manifestación en contra del
agravamiento de sus condiciones de vida, por aumento de salarios, por
la inseguridad y la desprotección ante el crimen y la violencia social
generada desde el propio poder estatal y la clase dominante, son los que
ahora toman dependencias policiales, se autoacuartelan, rechazan
aumento de sueldo de 34% por considerarlo insuficiente, reclaman un
básico de $ 9.000 porque con menos es imposible vivir.
Se insubordinan y luchan contra el
propio Estado que los parió, y reivindican su condición humana de la que
se “olvidan” cuando reprimen a hombres, mujeres (viejos y jóvenes) que
luchan también por su dignidad humana.
Ante esta situación, el gobierno de
Santa Cruz pide al gobierno nacional que le mande la fuerza represiva
federal (gendarmería, prefectura, policía federal u ejército), para
controlar la situación de inseguridad que vive la provincia. Cabe
preguntar, ¿inseguridad de quién? Porque el pueblo no se siente
inseguro, más bien el problema lo vive la burguesía a quien le falta su
organismo represivo y no tiene respaldo armado frente a posibles
desbordes populares, y ante el conflicto que enfrenta con su policía.
Veremos cómo responde el gobierno
nacional ante ese pedido, luego de los dichos de la presidenta Cristina
Kirchner, en ocasión de la muerte de los gendarmes por el accidente
automotor en la ruta 3, cuando afirmó que “nunca más iba a mandar la
gendarmería y que las provincias deberán arreglar sus conflictos sin la
ayuda de la fuerza nacional”, siendo que este conflicto se desarrolla en
la provincia en la que la mandataria tiene su hogar y el asiento de sus
negocios especulativos.
El nivel de descomposición que presenta
el poder burgués tiene la contrapartida de la fortificación de su
oponente, los trabajadores y pueblo en general. Este conflicto
contribuye a la profundización de la crisis burguesa generada por el
abajo que se mueve y lo hace temblar.
Hoy más que nunca deben fortalecerse la
unidad y la organización que requerimos para desarrollar el camino de
liberación hacia la construcción de una nueva sociedad que sepulte a la
actual sumida en su punto de putrefacción más profundo.
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