Dos puebladas se han sumado al caótico escenario de la crisis política de la burguesía. Cañuelas, en la provincia de Buenos Aires y Río Turbio en Santa Cruz.
La primera, cubierta ampliamente por los
medios de comunicación del sistema de alcance nacional, luego del cruel
asesinato de dos comerciantes, por la falta de seguridad que viven los
vecinos frente a las lacras que genera el mismo capitalismo. Y la otra,
en el geográficamente lejano y aislado de los centros de resonancia y
del poder, Río Turbio, donde la falta de agua ha llevado a la población a
tomar las oficinas de la SPSE -empresas encargada de proveer el vital
elemento- y la municipalidad, exigiendo la renuncia de la Intendenta
interina, Dra. Lilian.
Los dos hechos, si bien lejanos
territorialmente entre sí, están unidos por un hilo común, que es el
hartazgo de las condiciones generales de vida a que nos somete la
oligarquía financiera que encoleriza diariamente a 40.000.000 de
argentinos y que encontró su detonante circunstancial para la ira
contenida que, de la mano de la autoconvocatoria, ganó las calles y apuntó rápidamente al poder político y sus instituciones.
Ambas han servido para canalizar el
descontento reinante y, por estas horas, están previstas movilizaciones
donde convergen las más disímiles reivindicaciones básicas
insatisfechas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario