La
forma en que está organizada la producción en la sociedad capitalista,
para la obtención de ganancia, hace que el interés individual sea
superior al interés social, tal como ocurre en nuestro país.
La legislación vigente y la justicia
burguesas se fundan en esa concepción individualista. Todo parte desde
el individuo hacia la sociedad. Se dice “mi derecho termina cuando
comienza el derecho del otro”. La fórmula nos dice: llego hasta donde el
otro me deja. Confronto con el otro, compito con el otro. El otro no es
mi socio, es mi competidor.
Hermosa fórmula que confirma la
preeminencia del individuo por sobre la sociedad como si el individuo
fuera lo primero y el conjunto humano subordinado a sus intereses y
aspiraciones.
Hasta allí lo que nos inculca como
cultura la sociedad capitalista. Lo que nos viene desde la cuna y nos
acompaña hasta el cajón.
Esta lucha entre individuos, luego se traslada a la lucha entre sectores. La burguesía es mandada a hacer
para sacar a relucir estos “valores” cuando las papas le queman.
Entonces salen los voceros ilustrados a decirnos que un conflicto no
puede ni debe lesionar el interés de los que no participan del mismo.
Por eso cuando hay un corte de calles gritan “¡no deben obstaculizar mi
libertad de transitar!”, cuando hay una toma de fábrica “¡no pueden
cortar la libertad de trabajo!”, cuando se apaga una cámara de filmación
o no sale un diario por un conflicto de trabajadores, dicen “no pueden
coartar la libertad de expresión”, y así, cada vez que hay alguna traba
para sus negocios o intereses de clase, salen con grupos a sueldo a
intentar mostrar un enfrentamiento entre sectores de trabajadores o con
sectores del pueblo.
Eso hicieron en Mar del Plata cuando un
grupo de sindicalistas del SOMU se enfrentaron contra los trabajadores
de la pesca que vienen luchando por aumentos de salarios y mejoras en
sus condiciones laborales desde el mes de abril de este año, y que la
prensa presenta como un enfrentamiento entre SOMU y SIMAPE.
El incremento de las luchas y la nueva
fase que estamos transitando prevé que estos conflictos se irán
presentando cada vez más frecuentemente y con mayor intensidad en donde
la burguesía intentará por todos los medios presentarlos como
contradictorios entre sí, como que una medida de un sector popular va a
afectar al resto de la población y entonces repetirá: “¡esto es una
lucha de pobres contra pobres!”, con la intención de aislarla y
desprestigiarla.
Pero, los trabajadores y pueblo en
general, saben por experiencia, intuyen (la intuición es parte del
conocimiento de la vida), y tienen claro que esa forma de presentar las
cosas que tiene la burguesía en donde priorizan los intereses
individuales y sectoriales por el interés de todo el pueblo, tiene patas
cortas pues está basada en una gran mentira y el ocultamiento de una
gran verdad.
La mentira es que los hombres no
construimos la sociedad a partir del individuo sino que el individuo se
forma en sociedad y por lo tanto, para resolver los problemas que
sufrimos en nuestra propia carne no hay otra forma que unirse entre
semejantes para resolverlo y caminar hacia adelante tal como le hemos
hecho siempre las mayorías populares en nuestra historia, y lo venimos
haciendo en la producción de nuestro sustento y nuestras propias vidas y
a través de las luchas y la autoconvocatoria que se profundiza a cada
día.
Y la verdad oculta es que la famosa
libertad del individuo y el respeto a su integridad sólo se da entre
burgueses ya que a diario, la libertad de comer, tener su casa, poder
transitar, poder informarse, educarse, tener acceso a una salud, en suma
a una vida digna, está totalmente cerrada y es una imposibilidad para
las grandes mayorías populares a causa del impedimento que significa no
contar con los medios para hacerlo ya que esos medios están en manos de
una ínfima minoría que pertenece a lo más concentrado de la burguesía:
la oligarquía financiera. Y esos medios no están destinados a satisfacer
las necesidades y aspiraciones del conjunto social sino a los negocios
individuales o grupales de esa casta.
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