La señora presidente anunció becas para estudiantes, de $600 cada una (subsidio encubierto). Ello estará dirigido a 1.600.000 jóvenes que no tienen trabajo o que lo tienen pero es “informal”.
Nos ponemos a razonar e hilvanar ciertas cosas como que una de cada 5 familias Norteamericanas viven con un “vale alimentario”,
y podríamos pasarnos país por país desglosando estos subsidios y
encontraríamos los mismos mecanismos de “ayuda” a poblaciones de países
del “primer mundo” del “segundo” y del “tercero”.
¿Qué queremos decir…? Que las fuerzas productivas están frenadas
El sistema capitalista produce el discurso de la presidente CFK, ella lo expresa crudamente.
Hay
fuerzas productivas en nuestro país, sobre todo humanas, frenadas por
múltiples intereses de la clase dominante (jóvenes sin trabajo, etc.).
El sistema capitalista se encuentra en un cerrojo histórico, es una
cuestión objetiva, no depende de la voluntad individual de los
gobernantes o de los “señores” empresarios el desatar las fuerzas
humanas y materiales para el desarrollo de la humanidad. El
sistema capitalista está basado en la ganancia, en la competencia, en
la guerra de intereses cruzados, en transformar diariamente al Hombre en
“lobo” del Hombre.
Una guerra entre ellos y de todos ellos contra los pueblos.
El
sistema capitalista necesita de esa guerra de intereses entrecruzados
que lleva, en el recorrido de la vida, a concentrar riqueza en pocas
manos. Se trata de liquidar a la competencia de “mi producto” y en esa
guerra vale todo. Para lograr ello se produce “basura”, no se está
pensando en racionalizar la producción, pensando en la sociedad humana,
por el contrario y como un simple ejemplo: si el negocio es
producir pañuelitos de papel, servilletas de papel y envoltorios que se
multiplican para ser “Marquetinero”, primero hay que crear la
“necesidad” de todo ello, entonces el pañuelo de tela que antiguamente
en las escuelas se enseñaba a usarlo para no contagiar con sus gérmenes,
“ahora no sirve”, es más “higiénico” el papelito porque una vez usado
se tira. ¿Cómo se usa? ¿A dónde se tira? ¿Qué pasa con las manos
expuestas a gérmenes? “No importa”. Lo que importa es que miles de
millones de esos papelitos se consumen en un instante y ello implica
derroche de fuerzas productivas, seres humanos que producen basura para
la ganancia de pocos afectando la relación con la naturaleza.
Este
proceso lo podemos ver en todos los artículos que se producen. Los
“señores empresarios” necesitan que lo producido rote rápidamente, no
quede en la góndola ni en el stock, entonces ponen fechas de “caducidad” porque el producto es malo y está hecho para eso. Los autos se producen con autopartes que tienen una caducidad ya estudiada, para que no sirva pasado un año, dos, o el tiempo en que esté programado.
Esa
perversidad del sistema capitalista lleva a la necesidad de que un país
como EEUU, cuna de la “democracia” y del “sueño Americano” ponga en
marcha el “vale alimentario”. Es un gran negocio para pocos como, en
nuestro país, subsidiar a grandes masas de seres humanos para ganar
consenso sin resolver los reales problemas, reducir la presión social y,
de paso, intentar frenar sus apetitos de progreso, natural en la
sociedad humana, condenándolos a la permanente marginación y pobreza.
En
nuestro país se necesita barrer los frenos que impone el actual sistema,
hay mucho para hacer pero hay intereses que no permiten que lo hagamos.
Es por ello que de lo que se trata es barrer con esos frenos,
cambiar este sistema que reparte dádivas, décadas tras décadas, y que
no sirven para nada, y poner en marcha un país que pueda desarrollar
todo su potencial humano y material. Para ello hay que cambiar el Estado
que le pertenece a estos señores que, vestidos con ropajes de la
“modernidad” esconden la imagen de atraso sólo comparable a los
dinosaurios de eras más remotas.
Para
cambiar el Estado que permita adecuar el potencial de nuestro pueblo en
la producción de bienes necesarios para vivir dignamente hace falta una
revolución social, que imponga un Estado de todo el pueblo y libere las compuertas de atraso impuesto por el capitalismo.
Señora
presidente, su aparición en público no fue feliz, nuestro pueblo no
necesita de “ayuda” humanitaria, nosotros sabemos cómo vivir dignamente
sin la tutela de los monopolios y de sus gobiernos. Ustedes no son
capaces de resolver ni los más mínimos problemas de agua, luz, vivienda,
educación, salud, etc. Tenga presente Señora que, liberado de las
cadenas del sistema, nuestro pueblo sabrá disfrutar materialmente y
espiritualmente de lo producido ya que la calidad de lo logrado estará
basado en el interés del hombre.
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