A
fines del mes de Noviembre del año próximo pasado fue aprobado en la
Cámara de Senadores el proyecto de Ley de Modificación y Unificación del
Código Civil y Comercial, sin que el tema tuviese la difusión que
merece haber tenido. Afirmamos esto, teniendo en cuenta la trascendencia
del acontecimiento en términos sociales y políticos.
El Código Civil, es una herramienta de
la clase dominante que regula casi la totalidad de las relaciones
jurídico-civiles entre personas físicas y/o jurídicas y establece el
alcance y límites del poder del Estado para intervenir sobre ellas.
Esta Reforma es tan de fondo, que hace a
la organización familiar, al derecho a la tierra, los bienes comunes
(por ej. el derecho al agua, entre otros: reducir el llamado “camino de
sirga”), el derecho a la vivienda, los contratos de alquiler, la
privacidad, la investigación médica en salud humana (relativa a
intervenciones cuya eficacia o seguridad no están comprobadas) o la de
cambiar de propiedad comunitaria el territorio de los Pueblos
Originarios a inmueble rural (cosa que es rechazada por las
comunidades), limita la posibilidad de demanda contra el Estado, entre
tantos otros temas que influyen en todos y cada uno de los hechos
cotidianos del pueblo.
Los gerentes de las multinacionales,
diputados, senadores y demás funcionarios estatales, ocultan sus reales
intenciones bajo un discurso progresista que se monta sobre los
problemas y necesidades que tenemos a diario cuando, por debajo, la real
intención es generar el marco legal y normativo que les permita
legalizar lo hecho hasta ahora y, a la vez, profundizar sus políticas de
saqueo y explotación al servicio de los monopolios y reprimir a quien o
quienes se les opongan.
Pero teniendo en cuenta que según Marx,
“El Estado es un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión
de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza
esta opresión, amortiguando la lucha de clases”…Hagamos un poco de
historia:
El Código Comercial y el Civil son el
cuerpo legal que reúne las bases del ordenamiento jurídico en esas
materias y fueron redactados por Dalmasio Vélez Sársfield durante el
siglo XIX en plena etapa de consolidación de la burguesía y el Estado
burgués.
A través de él, se consolidó un sistema
de propiedad individual privada, exclusiva y perpetua que era funcional a
los intereses económicos de la burguesía en ascenso.
El Código Comercial fue sancionado en
1859 y El Código Civil fue aprobado a libro cerrado, en 1869 y entró en
vigencia el 1 de enero de 1871. Con numerosas modificaciones desde ese
entonces, siguen constituyendo la base del Derecho Civil y Comercial,
los cuales expresan claramente la ideología burguesa, basada en la
propiedad privada de los medios de producción, la producción para la
obtención de ganancia y la reproducción del capital.
La única reforma integral que se produjo
sobre el Código Civil fue en 1968, durante la dictadura militar de
Onganía, la cual tuvo, como uno de sus principales objetivos políticos,
implementar en el Estado las transformaciones necesarias para permitir
la libre circulación de capitales transnacionales.
En la editorial del Combatiente Nº 544
de Mayo de 1996 afirmábamos:… “entre los objetivos de la II reforma se
encuentra la instrumentación de normas legales que, ineludiblemente, han
de conducir al apoderamiento por parte de la oligarquía financiera, de
los medios de producción industriales, agrícolas y mineros de nuestro
país” …,… “la Segunda Reforma del Estado no es solamente un plan
económico sino, sobre todo, constituye una herramienta política para
expresar crudamente la dominación monopólica sobre los demás sectores,
en el plano de la producción y de los servicios; y cuyo único objetivo
final es otorgar la hegemonía que – dentro del bloque de poder- ha
conquistado el sector más concentrado de la oligarquía financiera.
Pero si su objetivo es político, sus dificultades también lo son”…..
Es en este plano, en el político, donde
el pueblo supo enfrentar en jornadas heroicas los proyectos de los
monopolios y los gobiernos de turno, frenando con sus luchas los planes
de la oligarquía financiera internacional.
Los orígenes de la actual Reforma se
encuentran en el decreto presidencial nº 685/95 de Menem, que propició
la derogación del Código Civil de Vélez Sarsfield y la adopción de uno
nuevo.
Fueron las luchas del pueblo como
expresábamos anteriormente, las que impidieron que el Proyecto de
reforma integral del Código Civil de 1998 fuese implementado.
Es en el marco de las actuales
relaciones y modos de producción, con el actual grado de concentración
económica y política (la que conlleva al enfrentamiento entre las
diferentes facciones de la burguesía que pugnan cada vez con mayor
virulencia por eliminar al competidor) y teniendo frente a sí a una
clase obrera y un pueblo decididos a ir por lo suyo, es que la clase
dominante intenta desesperadamente desplegar su artillería leguleya
para legitimar sus negocios y su poder político como lo vienen haciendo
desde hace casi 150 años.
Pero la clase obrera y el
pueblo, tal como lo venimos planteando, nada esperan ya de las
instituciones de la burguesía y se encuentran en un auge de masas
sostenido, donde desde hace ya tiempo han pasado de la resistencia, a
tomar la iniciativa y construir en pleno ejercicio de la lucha, en
forma pausada pero firme, su propia democracia directa y sus propias
instituciones.
Con esas luchas y la aparición de
embriones de las formas del nuevo Estado revolucionario es que hemos
dicho basta y, más allá de los manotazos de ahogado que pretende dar la
burguesía para permanecer en el poder,
¡¡¡LA REVOLUCION ESTÁ EN MARCHA!!!
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