sábado, 1 de marzo de 2014

Intento de extorsión para sostener la devaluación del salario


La salvaje devaluación del salario, objetivo central de las últimas medidas políticas tomadas por el gobierno de los monopolios, ha puesto a toda la clase trabajadora en situación de combate.
Su creciente disponibilidad a la lucha, estado deliberativo y rápida organización ha encendido las luces rojas de las alarmas de toda la burguesía que ya pronostican, públicamente, un año de duros enfrentamientos clasistas.
En artículos anteriores decíamos que los próximos meses serán  “de toma y daca, de palo y palo” en el terreno de la lucha salarial.
De inmediato han empezado a utilizar, como mecanismo de extorsión frente a la ofensiva en la lucha salarial, las suspensiones “por falta de insumos importados” como en tierra del fuego y las automotrices Fiat, Renault, General Motor y Peugeot –ya un clásico y habitual mecanismo para disputarse entre los burgueses, vía subsidios, prebendas y exenciones, el excedente producido por todo el pueblo trabajador y recaudado por el Estado–.     
La presión desde abajo ha condicionado a toda la burocracia sindical, que se ha visto forzada a hacer como que “radicalizan” su discurso metiéndose en un verdadero berenjenal de difícil salida frente a las “modernas” funciones que le fueron asignadas por la oligarquía financiera de control, coerción y represión de todo intento de lucha de la organización independiente de los trabajadores por fuera de “los canales institucionales” -léase sindicato- .
Uno de los casos más emblemático, por patético, es el de Ricardo Pignarelli, secretario general de SMATA –manifiesto fanático cristinista- que por un lado, pretende que los trabajadores se coman el sapo perdiendo de sus salarios todo lo que se comió la inflación el año pasado y se arranque de cero con paritarias trimestrales. Y por otro lado, en las terminales automotrices, manda a caminar las secciones a su tropa de delegados serviles a controlar, perseguir y apretar todo lo que se mueva fuera de los cánones empresariales, en medio de un ambiente de furia creciente de los obreros que los hace asemejar a perros caniches domésticos en medio del Kalahari africano.
“De toma y daca” será la lucha este año y la unidad, organización y la inteligencia y viveza que deviene de la misma, serán las ventajas de frente a la burguesía y sus esbirros de turno.

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