Dentro del actual sistema capitalista bajo la dominación política de los monopolios, nuestro pueblo está obligado a luchar para frenar el avasallamiento a sus derechos políticos.
No es casual que se sostenga un estado de enfrentamiento a todas esas políticas asociadas a la explotación y opresión de las mayorías.
En esta nota queremos concentrarnos en un aspecto de la organización política de las masas, adentrarnos fundamentalmente en la clase obrera y los trabajadores en general.
Decenas de miles de hombres y mujeres de nuestro pueblo vienen experimentando lo que significa la lucha por conquistas económicas y políticas y si algo hay que destacar es que ganada una batalla, inmediatamente comienza otra. Si no es por un reclamo salarial es por una mejor condición de trabajo, si no es por un despido, es por el impuesto al salario y así se suceden las causas de las luchas.
En esa experimentación que está arreciando por estos días no faltan las luchas que implican elecciones en los gremios, conformación de listas, nuevas y combativas comisiones internas, cuerpos de delegados pegados a los intereses de los trabajadores.
En este terreno también se experimenta mucho y rápidamente y en la lucha se va asimilando que se avanzó un piso pero el techo de la misma está muy cerca. Pase lo que pase se entiende que la lucha es la herramienta por excelencia para conquistar todo un arco de reclamos pero se siente o intuye que ya no es suficiente.
En esta oleada que lleva mucho tiempo no son pocos los trabajadores que se preguntan si toda la vida será ésta la forma de convivir con un sistema que hace agua por todos lados, un sistema que obliga a las mayorías obreras y trabajadores a la generación de riqueza para que se las lleven unas pocas manos parasitarias.
Esa pregunta que sobrevuela en cada lucha se hace necesario responderla en el plano político y en el plano organizativo con un lenguaje claro, directo y revolucionario.
En el plano político las ideas revolucionarias tienen que incrementarse, ¿Qué queremos decir con esto? Que hasta el más mínimo reclamo, hasta en la más mínima lucha tenemos que desnudar el papel del Estado de los monopolios y sus gobiernos. Explicar en forma directa y llana que el sistema capitalista es el causante del ataque a la dignidad humana, que existe una democracia superior a la del sistema capitalista que es la democracia directa que los trabajadores experimentan diariamente. Que la autoconvocatoria es una metodología que institucionaliza las nuevas organizaciones que el trabajador va creando y politizando, es necesario acentuar la lucha por el poder y que la misma deviene de la actual acumulación de fuerzas y experiencias, lucha por el poder que significa derrotar el Estado actual que es de los monopolios y sustituirlo por un Estado Revolucionario de la clase obrera y todo el pueblo oprimido.
Planteado los ejes políticos centrales se hace necesario incrementar la organización de la clase obrera y de los trabajadores con organizaciones independientes de la burguesía. ¿Qué queremos decir con esto? Que no descartamos nada en la utilización de viejas y nuevas herramientas, pero lo que no tenemos que dejar de hacer es constituir las instituciones políticas de los trabajadores es decir en cada lucha simultáneamente que nos enfrentamos y conquistamos nos organizamos para abajo, en cada sección preparamos nuestras organizaciones que estén empapadas de los objetivos políticos, en esas secciones impulsar la unidad en el centro de trabajo y simultáneamente trabajar en la unidad por fuera del establecimiento con otros centros laborales, barriales y de lugares con población sufriente.
La lucha con objetivos revolucionarios ya no puede ser para pocos, no es lo mismo levantarse e ir a trabajar pensando en la lucha para que no nos sigan atropellando en nuestra dignidad, que si luchamos contra ello y a la vez nos vamos preparando para una revolución social.
En este sentido, insistimos, es donde hay que hacer el acento en un momento en donde la burguesía padece la peor crisis política que se manifiesta en la pornografía electoral que han lanzado sin inquietarles en lo más mínimo el sufrimiento de las mayorías.
De nuestro lado entendemos que entramos en un nuevo punto de inflexión en el camino de la revolución y que el mismo se lo supera incrementando las políticas y organizaciones revolucionarias en las raíces más profundas de nuestro pueblo.
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