En las semanas pasadas los trabajadores de la salud de la provincia de Córdoba estuvieron en las calles de la ciudad pidiendo por la libertad y reincorporación a su puesto de trabajo de una de las enfermeras del hospital Rawson que fue acusada de homicidio simple por la fiscalía por la muerte de un paciente terminal al que supuestamente le habrían retirado la máscara de oxígeno.
Los médicos y enfermeros, que en asamblea decidieron el paro y movilización como medida para pedir por la libertad de la compañera de la que dicen que cumplió con sus tareas según el protocolo para estos casos, consiguieron la libertad de la compañera y siguieron con un sinfín de reclamos por las carencias de los hospitales denunciando, una vez más, la falta de inversión.
Son cientos de millones para la campaña y negocios rápidos pero nada para los hospitales, ésa es la política de salud de De La Sota, gobernador de Córdoba, que en sintonía con los monopolios, en una estrategia desesperada, dan manotazos de ahogados tirándoles a los trabajadores problemas por todos lados con la intención de desviarlos de su camino y así sacarlos de la escena nacional.
Es que por estos días, en cada uno de los centros de trabajo se está desatando una lucha política que definirá un nuevo escenario en la lucha de clases en el país. Los trabajadores, y particularmente la clase obrera, están rompiendo el aislamiento y traspasando los muros de las fábricas lo que les permitirá aparecer en el plano nacional con mayor fuerza marcando el camino para el enfrentamiento a los monopolios y sus gobiernos. Esto ellos lo saben y por eso quieren distraer con problemas que no dejan de ser importantes, como por ejemplo los despidos, acusaciones penales a cuerpos de delegados, paritarias que son eternas, condiciones de trabajo inexplicables, etc. Pero que de no resolverse con más organización para abajo se pueden constituir en una traba para el avance de la necesaria un
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