lunes, 1 de julio de 2013

Brasil y la situación internacional de los pueblos en lucha

Desde que se da a conocer la noticia sobre la lucha de masas en Brasil que estalla a partir del aumento de la tarifa en el transporte público, la oligarquía financiera a nivel mundial salió a mostrar su unidad como clase dominante en estado terminal. Analistas políticos de todo el mundo salen a hacer las mismas declaraciones con una similitud que asombra. Desde los recalcitrantes representantes del Estado de Israel, hasta los políticos de tintes progresistas del mundo entero dejaron de lado sus formas particulares y adoptaron la misma frase discursiva que mencionara el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, quien declaraba que “los mismos conspiradores extranjeros que están detrás de las protestas antigubernamentales en Turquía fomentan la reciente agitación en Brasil”.
Frases como esta la hemos escuchado multiplicidad de veces en los últimos días, extendiéndose a que esos “conspiradores extranjeros” son los mismos que produjeron la guerra en Siria, las revueltas populares contra los ajustes económicos en toda Europa, las protestas en Brasil, los indignados de EEUU y cuanta revuelta popular ocurriera recientemente en el escenario mundial. 
Pero lo que más le preocupa a la oligarquía financiera no son las rebeliones en sí, sino el método revolucionario que las masas a nivel mundial están utilizando con cada vez mayor profundidad, y es el carácter autoconvocado, es decir, la democracia directa, resultado de una crisis política irremediable del sistema.
Las revueltas comienzan por un reclamo puntual, con aspecto económico, y terminan cuestionando desde la primera hasta la última institución del sistema capitalista de producción. La rebelión en Turquía decíamos en nuestra página, comenzó por una protesta en contra de la construcción de un shopping en una plaza; más tarde el hecho demostró ser el resultado de una crisis política muy aguda, se decretó una huelga general y el pueblo salió a las calles directamente por la renuncia del gobierno encontrándose hasta ahora en estado de permanente movilización. También contamos con los recientes antecedentes de la huelga de los mineros en Bolivia, que comenzó como una lucha por una pensión solidaria de vejez equivalente al 100% de su referente salarial a la cual se terminaron plegando vastos sectores trabajadores de Bolivia y donde el nivel de violencia de masas y la organización de la autodefensa de los trabajadores son un ejemplo para los pueblos del mundo.  Las constantes y cada vez mas masivas movilizaciones del pueblo chileno, encabezadas por el movimiento estudiantil tiró por la borda, en los últimos dos años, el “modelo Chileno” sobre el cual tanto se jactaba la oligarquía financiera en América Latina como alternativa al “modelo de Lula en Brasil”.  Más recientemente nos topamos con los hechos de Paraguay, donde miles de personas inundaron las calles de Asunción para repudiar el aumento a la jubilación que se dieran los diputados, lejos de englobar un reclamo puntual las masas paraguayas llevaron a cabo una multiplicidad de consignas repudiando la política del gobierno. Los asistentes coreaban frases como: “¡Paraguay se despertó!” o “¿Qué pasó en Curuguaty?”, en referencia a la masacre donde murieron seis policías y once campesinos en un enfrentamiento en junio del año pasado durante el desalojo de unas parcelas que los “sin tierra” ocupaban como protesta a favor de la reforma agraria. Los manifestantes remarcaban la importancia que las protestas de Brasil tuvieron, demostrando el nivel de unidad que los trabajadores están gestando a nivel mundial.
Todos estos hechos, que aumentan en calidad y en cantidad cada vez de manera más rápida, los voceros de la oligarquía financiera pretenden explicarlos como “una fuerza oscura de extranjeros que conspiran contra los gobiernos”
¿No será esa fuerza oscura, externa, oculta, acaso la fuerza que los trabajadores vienen organizando? ¿Son estas explosiones populares hechos aislados? ¿Se levantaron los gigantes dormidos de la noche a la mañana o las explosiones sociales son el resultado de algo que ya se venía gestando hace mucho pero que la burguesía, a través de sus medios de dominación,  venía encargándose de tapar?
Así como en nuestro país el Estado realiza esfuerzos enormes para ocultar las luchas que lleva adelante nuestro pueblo, como lo muestran las grandes huelgas de petroleros en la Patagonia, la movilización de obreros metalúrgicos en Tierra del Fuego, las luchas de El Tabacal, de los pueblos originarios en El Chaco, etc, etc, etc. lo mismo ocurre en los vecinos países donde las cadenas de medios de comunicación “afines” u “opuestas” a los gobiernos de turno ocultan la enorme cantidad de luchas que se desarrollan tanto dentro del país como fuera del mismo.
Resulta un tanto sospechoso ver los conflictos de Brasil como nos lo pretenden vender, donde por un aumento de 0,20.- reales en el boleto del transporte salen grandes masas del pueblo a las calles reclamando con las más variadas consignas. En las movilizaciones se escuchaban consignas como: “Vení a la calle contra el gobierno”, “Mundial una mierda, queremos educación, salud y trabajo”, consignas repudiando desde un Lula que no salió hasta la fecha a dar ninguna declaración sobre estos hechos, hasta un Pelé y un Ronaldo por haber salido a declarar a favor del gobierno. Los partidos políticos también fueron repudiados y se vieron hasta enfrentamientos entre las masas autoconvocadas contra los sindicatos y partidos políticos. Un manifestante declaraba “hay partidos políticos que roban hasta la manifestación de la gente”. Se levantaron consignas en contra de la corrupción, se organizaron manifestaciones en contra del mundial reclamando que todas las inversiones que se realizan para el mismo sean destinadas en educación y salud, se prendieron fuego peajes en el norte de Sao Paulo e incontables hechos que trascienden de lo económico y cuestionan todas las instituciones del sistema.
El gobierno de Brasil ahora intenta contener a las masas hablando de reformas políticas en el congreso y de re destinación de fondos de PETROBRAS para fortalecer hospitales y escuelas. Pero ante cada paso que dan se encuentran con mas y mas trabas, y la movilización de los trabajadores menos que aplacarse se fortalece con una huelga general convocada para mañana 1 de julio que promete dejar el país absolutamente parado, donde sindicatos que habían declarado la no adhesión a la huelga, tuvieron que rectificarse ante las presiones de los trabajadores. La consigna de la huelga general es la misma que la del resto de las movilizaciones: en contra de los impuestos, del mundial, de la carencia de hospitales públicos, de la inseguridad, de la pésima calidad de la educación, de las pésimas condiciones de trabajo, de los bajos salarios… en fin, en contra de las inmundicias que genera este sistema; luchando por la dignidad del hombre.
Pero este nivel de conciencia y de enfrentamiento que está desarrollando el pueblo de Brasil no llegó de la noche a la mañana como decíamos, y es el resultado de años de luchas por abajo que el sistema se fue encargando de ocultar con motivo de contener y descomprimir la lucha de clases.
El 15 de abril del 2011 publicábamos en nuestra página que más de 80.000 obreros de la construcción se declararon en huelga luego de la rebelión que encabezaron 20.000 operarios que construyen la central hidroeléctrica de Jirau en el estado de Rondonia, sobre el río Madera, en plena selva del Brasil, cerca de la frontera con Bolivia, incendiaron las instalaciones de la multinacional brasileña Camargo Correa (empresa que construye la megaobra), quemaron entre 45 y 80 autobuses según las diversas fuentes, los dormitorios de los encargados e ingenieros, oficinas y cajeros automáticos.
En junio del 2011 en la planta de Volskwagen de São José dos Pinhais, los trabajadores llevaron adelante una huelga de 37 días. Acordaron un aumento en la participación de las ganancias, aumento salarial y cambio de categorías. La huelga dejo sin producir casi 23 mil autos y las pérdidas para la empresa fueron de 1 billón de reales.
Es decir que ya en 2011 el gigante se encontraba bastante despierto. Si nos remontamos solamente a los últimos meses de este año vemos que la cosa ya se encontraba bastante caliente, y que el aumento de boleto fue la última gota que produjo la explosión general.
Los trabajadores de la VOLVO llevaron adelante tres días de huelga en la planta de Curitiba en el Estado de Paraná el 15 de mayo de este año. Conquistaron un aumento salarial, aumento del mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias y un aumento en el vale alimenticio del 46%. Además la empresa se vio comprometida a profundizar las discusiones sobre los trabajadores tercerizados, el exceso de horas extras, y las garantías de estabilidad laboral para los delegados (¿garantía de estabilidad para los delegados? ¿No se trataba de un gobierno progresista?). 15 mil obreros de la construcción realizaron una huelga que terminó el 13 de junio donde conquistaron un aumento salarial del 9% y un aumento en la cesta alimenticia del 30%, además reclamaban por las condiciones de seguridad en el trabajo. Un sindicalista declaraba “este proceso donde terminamos de forma muy victoriosa dejó a los trabajadores la lección de que solo con la lucha se consigue quebrar a la patronal y seguir el camino a la transformación de la sociedad”.  20 mil trabajadores de empresas hidroeléctricas Santo Antônio y Jirau consiguieron aumento salarial del 11% y un aumento en el vale alimenticio de 270.- a 350.- reales tras 10 días de huelga finalizados el 12 de abril. Estas empresas hidroeléctricas pertenecen a uno de los caballitos de batalla del gobierno de Brasil ante la crisis energética de ese país, el “programa de aceleración del crecimiento ” (PAC). Los trabajadores de la salud tampoco se quedaron atrás y realizaron 45 días de paro obteniendo la jornada laboral de 30 horas para administrativo, un aumento salarial del 25% y horas extras solo optativas. A esta enumeración de los conflictos más relevantes podríamos agregarle miles de luchas que los medios de comunicación nos ocultan, como la huelga de General Motors que sucedió hace dos meses o la de los maestros y profesores que fue violentamente reprimida por la policía.
Las acciones revolucionarias de masas se multiplican día a día en puntos cada vez más variados. Lo que parece ser un reclamo puntual se termina multiplicando y produciendo un hecho político que cuestiona el sistema mismo en su conjunto, y los reclamos rompen el techo económico y avanzan sobre los ejes políticos. La crisis de las instituciones del sistema que se expresa a nivel mundial, las nuevas formas de organización  que utilizan los pueblos y llevan a movilizaciones multitudinarias de carácter autoconvocado expresan la necesidad de los trabajadores del mundo de un cambio revolucionario que quiebre el actual sistema productivo y destape a la humanidad de las miserables condiciones de vida a las cuales nos somete la oligarquía financiera.  Las movilizaciones en Bolivia con altos grados de enfrentamiento, las masivas movilizaciones de Chile, y ahora la rebelión en Brasil dejan a la oligarquía financiera sin un modelo “firme” de capitalismo, nos encontramos en un momento histórico en el que todos los frentes caen como fichas de dominó en favor de las masas trabajadoras. No señores analistas, no son fuerzas oscuras de conspiradores extranjeros, somos los trabajadores que cansados de tanta miseria avanzamos hacia la conquista del derecho a una vida digna.
En los momentos en que se terminó de escribir esta nota millones de trabajadores se congregan en El Cairo exigiendo la renuncia del primer ministro Mohamed Mursi, exigen la dimisión del gobierno por no cumplir con los cambios políticos de fondo que necesita el pueblo egipcio.

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