El “acuerdo” entre YPF-Chevron se formalizó ayer y, simultáneamente, pobladores de origen mapuche de la localidad neuquina de Añelo ocuparon cuatro pozos petroleros del área de Vaca Muerta.
La protesta no sólo denuncia el escandaloso contrato firmado bajo el pomposo paraguas de la “soberanía energética”, tan vergonzoso éste que cuenta con cláusulas secretas. Las que se conocen establecen la jurisdicción de la justicia de Nueva York para dirimir cualquier cuestión. Imaginemos entonces el contenido de las cláusulas secretas.
Pero además, los pobladores de origen mapuche, junto a organizaciones sociales, denuncian y luchan contra el propio sistema de explotación: La fractura hidráulica (fracking) de la roca donde se encuentra el petróleo y el gas a extraer es un sistema que está cuestionado, y hasta prohibido, en diversos países por altamente contaminante y porque utiliza impresionantes cantidades de agua, la que será utilizada en desmedro de las poblaciones aledañas a los yacimientos como ya se viene haciendo con las explotaciones convencionales pero ahora en cantidades multiplicada exponencialmente.
“La explotación de YPF está contaminando todo: la superficie, el agua, las napas”, aseguró Gabriel Cherqui, werken o mensajero de la Comunidad Mapuche Kaxipayiñ de Neuquén. “Se afecta a la Madre Tierra, contaminando y rompiendo el territorio de la comunidad, las pasturas de los animales, y el agua, que es lo único que tenemos nosotros”. La petrolera estatal respondió con un comunicado difundido esta tarde en el que se manifiesta “preocupada y sorprendida” ante lo que consideraron una reacción “desmedida de algunos grupos que parecieran querer boicotear la actividad”.
Y claro que se trata de un boicot. Lo que los pobladores neuquinos denuncian es algo de lo que pocos todavía se hacen eco, aunque ya ha ocurrido en otras provincias argentinas, que es la lucha contra el fracking.
Se trata de los negocios de los monopolios o de la vida de la gente, sin términos medios; así como se instaló la lucha contra el sistema de minería a cielo abierto a lo largo de nuestra cordillera, no nos equivocamos al afirmar que se abre un nuevo frente de lucha de nuestro pueblo contra esta nueva muestra de la explotación anárquica de nuestros recursos naturales.
Son ellos o somos nosotros, o se está con los monopolios o se está con nuestro pueblo; ninguna argumentación que invoque “soberanía” o “conveniencia para los intereses nacionales” puede confundir la experiencia del pueblo argentino por lo que la lucha será sin ningún tipo de concesión.
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