Durante
estos últimos tiempos, el gobierno de los monopolios, nos quiso vender
la explotación minera como el gran progreso para la población. Pero
desde el gobierno y las empresas, no pueden ocultar la destrucción del
medio ambiente y del hombre que significa la explotación minera y ante
las importantes luchas que está llevando a cabo nuestro pueblo,
quisieron dibujarla con que este negocio es muy beneficioso para la
economía de las provincias, por las regalías de tal actividad.
Santa Cruz, no sólo es una provincia
petrolera por excelencia, la actividad minera, también está a la orden
del día. Parece inexplicable que en una provincia donde permanentemente
se extraen millonarias ganancias de los recursos naturales, su
población sufra tanta pobreza, en medio de una infinidad de conflictos
que se suceden todos los días, por reclamos de toda índole. Los
petroleros, los docentes, los estatales, y el pueblo en general, han
desatado en las calles de esa provincia, permanentes luchas que le
exigen al gobierno lo que corresponde.
Así y todo, como decíamos, en una
provincia con tantas riquezas naturales, el pueblo, lo único que recibe a
cambio son salarios miserables, un costo de vida altísimo y, como si
fuera poco, la represión, la persecución, el despido y el
encarcelamiento a los luchadores, situación que está siendo moneda
corriente, como respuesta del gobierno.
Días atrás, en la localidad de San
Julián, se llevó a cabo la Fiesta del Oro, haciendo alusión a los
supuestos beneficios que tuvo esa provincia por su actividad minera de
tantos años, en particular tras la explotación de la empresa minera
Cerro Vanguardia. El intendente de esta localidad, se mostró muy
satisfecho con los empresarios ya que siempre resalta “lo importante que era para la provincia y para esa localidad tal beneficio”.
El año pasado cuando la presidenta Cristina Kirchner hacía su visita oficial a la empresa Cerro Vanguardia, decía: “la
experiencia de Cerro Vanguardia en Santa Cruz es positiva y le ha dado
un impulso económico a Puerto San Julián, siendo éste un ejemplo de
desarrollo minero en el país”.
Desde ya, que una cosa es lo que
anuncian los funcionarios, y otra cosa es la realidad. En este último
mes el intendente Nelson Gleadel, de Puerto San Julián, acudió al remate
de 52 lotes fiscales para que pueda entrar algo de dinero fresco al
municipio, con el objetivo de cubrir los gastos en la administración del
municipio, entre ellos, pagos de sueldos y funcionamiento básico de
dicha administración. Es decir que, contradictoriamente, se extrae tanta
riqueza de nuestros recursos naturales, pero el municipio no tiene
suficiente dinero para su funcionamiento.
Así es como luego, tanto los
intendentes, como el gobernador y el gobierno nacional, salen a decir
que no hay plata ni para el pago a término de los salarios, ni para
aumentos, ni para la salud, ni para la educación, ni para ninguna de las
necesidades de la población. Porque las riquezas, justamente, no son
para el pueblo, si no para incrementar las ganancias de la oligarquía
financiera en nuestra país.
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