El capital financiero, en su afán de reducción de costos de producción, pretende ahora dar una nueva vuelta de tuerca en la educación. Dentro de sus exigencias para la reducción de costos se plantea el problema de que el egresado secundario debe contener una mano de obra barata para integrar las filas de la clase obrera sin calificar, sin conocimiento técnico y por ello más barata y desvalorizada.
Cuando expresan que “el que quiere estudiar que vaya a la facultad” nos están mostrando la verdadera cara: El universitario que antes era un profesional con un conocimiento muy grande de la materia, hoy tiene que ocupar el lugar del técnico. Se trata de una manera de flexibilizar la mano de obra, y para ello deben realizar una serie de reformas en la estructura educativa (colegios y universidades).
Es en este contexto que en Capital Federal se aprobó recientemente el cambio de currículas de colegios técnicos. Se trata de una revisión del plan de estudios, revisión que desvaloriza los títulos técnicos secundarios. Dentro del plan del cambio de currículas se eliminan o reducen materias específicas de las especializaciones técnicas y se introducen materias humanísticas. Se reduce el contenido de matemática, se elimina la materia dibujo técnico, y se alteran los programas de las especialidades, por ejemplo materias prácticas que hoy requieren 9 horas semanales serán eliminadas por 3 horas de práctica teórica, disminuyendo, además de los insumos necesarios para la formación técnica (laboratorios, talleres), el personal docente, es decir, dejando en la calle a montones de profesores que ya son titulares hace años de muchas de las materias que el nuevo plan de estudios elimina.
Además los “técnicos secundarios” no tendrán matrícula, con lo que pierden el carácter profesional de técnicos, es decir que la mano de obra se ve desvalorizada en cuanto al conocimiento específico y en cuanto a la cuestión habilitante como profesional.
Es en este contexto que en Capital Federal se aprobó recientemente el cambio de currículas de colegios técnicos. Se trata de una revisión del plan de estudios, revisión que desvaloriza los títulos técnicos secundarios. Dentro del plan del cambio de currículas se eliminan o reducen materias específicas de las especializaciones técnicas y se introducen materias humanísticas. Se reduce el contenido de matemática, se elimina la materia dibujo técnico, y se alteran los programas de las especialidades, por ejemplo materias prácticas que hoy requieren 9 horas semanales serán eliminadas por 3 horas de práctica teórica, disminuyendo, además de los insumos necesarios para la formación técnica (laboratorios, talleres), el personal docente, es decir, dejando en la calle a montones de profesores que ya son titulares hace años de muchas de las materias que el nuevo plan de estudios elimina.
Además los “técnicos secundarios” no tendrán matrícula, con lo que pierden el carácter profesional de técnicos, es decir que la mano de obra se ve desvalorizada en cuanto al conocimiento específico y en cuanto a la cuestión habilitante como profesional.
Frente a esta situación, estudiantes de escuelas técnicas se están organizando y reuniendo en asambleas. Como resultado de esas asambleas el día viernes 4 de mayo se produjeron dos cortes en la Av. Lope de Vega y Baigorria (Monte Castro) con la participación de 400 personas entre padres, alumnos y docentes de la ETN°27 (especialidad química) y la ETN°35 (Informática y mecánica del automotor) con las consignas de “por un plan de estudios digno” y bajo la firma de “técnicos autoconvocados”. En asamblea se votó un plan de lucha para volantear y organizar las próximas medidas en conjunto con otros colegios.
Como es de esperar, el sistema está intentando por todos los medios ocultar estas medidas. Es por ello que no se hicieron presentes en ninguno de los dos cortes, y el Estado desde diversos partidos políticos, incluidos los denominados “progres” o de izquierda, intentan encorsetar la lucha llevada a cabo por los “técnicos autoconvocados”, queriendo imponer, con la soberbia que los caracteriza, a la CUES (Organización de colegios secundarios, cooptada por esos partidos políticos) o queriendo generar división a través de los “comuneros” de la zona, y diversos partidos políticos. La comunidad educativa en cada asamblea enfrenta cada intento del poder por desviar la lucha de su cauce natural y autoconvocado.
A este conflicto se suman los múltiples problemas edilicios en muchos de los colegios de Capital Federal (falta de gas, falta de edificio propio, etc.) y la aprobación de otro decreto que aprueba el cierre de cursos con menos de 25 alumnos, y en contra del decreto 330 que establece una institucionalización estatal de los centros de estudiantes. Los Estudiantes están transitando un camino de unidad y movilización autoconvocada, muy lejos de caer en internas partidarias, su energía y frescura forman parte de ese enorme cauce de luchadores que están luchando por una vida digna.
Como es de esperar, el sistema está intentando por todos los medios ocultar estas medidas. Es por ello que no se hicieron presentes en ninguno de los dos cortes, y el Estado desde diversos partidos políticos, incluidos los denominados “progres” o de izquierda, intentan encorsetar la lucha llevada a cabo por los “técnicos autoconvocados”, queriendo imponer, con la soberbia que los caracteriza, a la CUES (Organización de colegios secundarios, cooptada por esos partidos políticos) o queriendo generar división a través de los “comuneros” de la zona, y diversos partidos políticos. La comunidad educativa en cada asamblea enfrenta cada intento del poder por desviar la lucha de su cauce natural y autoconvocado.
A este conflicto se suman los múltiples problemas edilicios en muchos de los colegios de Capital Federal (falta de gas, falta de edificio propio, etc.) y la aprobación de otro decreto que aprueba el cierre de cursos con menos de 25 alumnos, y en contra del decreto 330 que establece una institucionalización estatal de los centros de estudiantes. Los Estudiantes están transitando un camino de unidad y movilización autoconvocada, muy lejos de caer en internas partidarias, su energía y frescura forman parte de ese enorme cauce de luchadores que están luchando por una vida digna.
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