En su discurso ante la Asamblea Nacional angoleña, la presidenta Cristina Kirchner dijo que Argentina y Angola tienen “una oportunidad de demostrarle al mundo que es posible otro modelo de acumulación que no sea el de la renta financiera”.
Y dijo también que “La
rentabilidad financiera disociada de la producción y del agregado de
valor a bienes y servicios, ha producido este crack financiero que se
desploma sobre nosotros”.
Semejante afirmación sólo puede salir de
la boca de una persona que no tiene idea de cómo se hace un huevo frito
o de una embustera profesional que intenta convencer que es posible
hacer un capitalismo desligado de las finanzas.
Desde finales del siglo XIX en que los
bancos dejaron de ser entidades intermediarias de pago para
transformarse en entidades de préstamos, es decir que convierten el
capital inactivo en activo poniéndolo a disposición de toda la
burguesía, desde entonces se produjo ese fenómeno que significó la
fusión entre el capital industrial y el capital bancario.
Esa fusión, a la que se llama capital
financiero, comenzó desde entonces a dominar toda la economía mundial
intensificando la concentración capitalista y derribando toda otra forma
subsistente de acumulación. Porque lo que se acumulan son capitales y
los capitales no son más que trabajo humano incorporado a los bienes
materiales incluida la tierra. Es el famoso valor agregado del que habla
la presidenta.
Este saqueo de plusvalía, o de valor
agregado, que los empresarios hacen en cada industria (fábrica,
comercio, explotación agraria, etc.), se junta con otros saqueos que se
hacen a través de impuestos y otros métodos y se acumulan en los bancos.
En estas entidades, con plusvalía
saqueada en otras industrias se forman enormes masas de capital que se
ponen a disposición de monopolios gigantes para poner en marcha gigantes
medios de producción: mineras, petroleras, puertos, automotrices,
alimentarias, agropecuarias, siderúrgicas, etc.
O sea que en este sistema, para el
obrero, el trabajador en general y el pueblo laborioso, agregar valor es
contribuir al saqueo de plusvalía que los capitalistas hacen
diariamente. Para este fin es que la presidenta repite que hay que
“agregar valor”. Nada de beneficio para nosotros, sólo beneficio para
los capitalistas.
Lo que ha hecho el capital financiero es
profundizar, extender e intensificar la apropiación del esfuerzo humano
de obreros, trabajadores en general y pueblo todo.
Y esta vocera miembro de la oligarquía
financiera nos viene a contar el cuento de que puede haber otra forma
capitalista de acumulación, al tiempo que se pone al frente para frenar
el 82% a los jubilados, el mantenimiento del impuesto a las ganancias al
que se incorporan otros 350.000 trabajadores, los sueldos achatados, el
IVA en todo lo que se consume, y otras medidas que atentan contra la
mano de obra y que constituyen ley fundamental de la forma de
acumulación financiera.
El capitalismo financiero o monopolista
es el capitalismo hoy. Está agotado históricamente, vive su fase final y
no tiene vuelta atrás. La única forma que tiene de sobrevivir es
continuar por esta senda de la especulación. Pero, a través de este
rumbo, es que se dirige, inevitablemente, a su muerte a mano de su
verdugo: la clase obrera y el pueblo.
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