Mientras hoy la fanfarria del parlamentarismo burgués se mostrará flamante ante la jura de los nuevos diputados, el país está en llamas. Además de los sucesos en la provincia de Córdoba, más los de la semana pasada en Santa Fe, muy poco trasciende respecto a lo que realmente está ocurriendo por abajo.
En la provincia del Chaco, desde la semana pasada, los movimientos sociales vienen llevando acciones unificadas,
con cortes de rutas (que llegaron hasta cuarenta), movilizaciones en
distintas ciudades y en la capital provincial, exigiendo al nuevo
gobernador que reciba a los representantes de estas organizaciones para
que asuma los compromisos y los reclamos incumplidos. Así se fueron
sumando sectores de trabajadores y de campesinos, en una puja política que recién comienza.
Más cerca, en el conurbano bonaerense,
luego de la tormenta del lunes, muchas zonas todavía continúan sin los
servicios básicos esenciales y sin tener respuestas de las autoridades.
Hay asambleas y movilizaciones con cortes de rutas en distintas zonas
del sur y del oeste del Gran Buenos Aires.
Como vemos, la burguesía “informa” lo que ya se convierte en inocultable.
Los ánimos de la población están más que caldeados ya que estas situaciones se dan en un marco de un alza descontrolada de los precios
en todos los rubros. Podemos afirmar que hoy, una familia tipo gasta,
sólo para comer, un mínimo de 200 pesos diarios; no hacen falta
estadísticas de ningún organismo estatal o privado para confirmar este
dato.
La burguesía muestra una impotencia
absoluta por resolver desde el más mínimo problema. En momentos en los
que debe imponer un ajuste, los reclamos del pueblo se extienden y se generalizan
ante la generalizada alza del costo de vida. El deterioro del nivel de
vida de amplias masas populares se acrecienta y anuncia un incremento
del ritmo de la lucha de clases.
Por eso debe incrementarse la
movilización permanente y organizada en torno a los objetivos inmediatos
que la generen, pero concientes que esas organizaciones nos preparan
mejor para la gran pelea de fondo contra la política de la burguesía
monopolista, que es el ajuste.
Ellos están a la defensiva y las bombas
les explotan en las manos, incapaces de engañar y de solucionar “a su
manera” (es decir, haciéndole pagar al pueblo sus crisis) la situación
en que se encuentran.
EL AJUSTE NO PASARÁ,
debe ser la consigna que comience a unificar políticamente los reclamos
de las masas populares, y extienda la amplitud y profundidad de los
mismos.
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