miércoles, 4 de diciembre de 2013

Dos caminos


Hay dos grandes líneas para analizar los cambios políticos exigidos a coro por la oligarquía financiera.
Una la que se refiere a presentar los acontecimientos como un “plan preestablecido”, elaborado en suntuosos escritorios en donde los “señores” del poder deciden una u otra medida en la paz que le confieren los jugosos negocios en medio de paisajes y acuarelas multicolores.
Otra línea es observar el problema desde la rigurosa idea de la lucha de clases, es decir, una oligarquía financiera peleada entre sí por la dominación de clase y enfrentada toda ella a un pueblo que está decidido a vivir dignamente.
Para llevar adelante las “nuevas políticas”, ajuste de por medio, se necesitaba tomar una iniciativa  de “magnitud”. El desgaste político de ciertos personajes (Moreno y cía.)  y su posterior salida, piensan, será suficiente para descomprimir el mal clima existente en la clase obrera y el pueblo.
El ajuste tienen que implementarlo, ésa es la exigencia de los negocios… ¿pero quién le pone la firma, en todo caso, a un nuevo peldaño de enfrentamiento con el pueblo? Los sectores más lúcidos lo saben, no es una época histórica en donde cabe la aparición  de la frase “ramal que para, ramal que cierra” en alusión a la ofensiva de la oligarquía financiera  con Menem a la cabeza. Por estos días las medidas las están tomando en sus madrigueras. Ayer, a espaldas del pueblo, aprobaron un multimillonario subsidio a las petroleras; en medio del repudiable show mediático montado alrededor de la muerte de Fort, metieron el aumento a las naftas…ya avisaron que paran los aumentos de tarifas… ¡Un mamarracho!
Ha corrido mucha agua debajo del puente y aplicar un ajuste a rajatabla en el marco de las  experiencias de lucha y organización que está llevando a cabo el pueblo, elevarán en el corto y mediano plazo el enfrentamiento entre los intereses mezquinos y minoritarios de la oligarquía financiera y su gobierno y los de la clase obrera y todo el pueblo.
Las “nuevas” iniciativas vienen muy por detrás de los tiempos que la burguesía monopolista necesita. Ellos se encuentran en un nuevo embudo, están obligados a marchar en pos de sus negocios y lo intentarán con más engaño y más represión. Del lado del pueblo, los vientos que soplan son muy distintos y de muchos años, no se quiere seguir viviendo como hasta ahora, todos, absolutamente todos, queremos vivir mejor, dignamente y el signo que tiene esta marea es seguir luchando para conquistar. Una marea ya no tan silenciosa y cada vez más espesa que va encontrando en su dolor los caminos que la liberen de la decadencia en la que el capitalismo nos ha sumido.
Hoy más que nunca hay que leer bajo el agua, concentrarse en la letra chica de la lucha de clases para entender que estos cambios políticos vienen como respuesta a la intensidad de la lucha, a la rebeldía que se encuentra en el pueblo para la aplicación de las políticas de la burguesía.
Ellos intentarán el ajuste, están obligados a realizarlo, pero… ¿por qué se retrasan los anuncios? ¿Por qué no se presentan tal cual son?… Minuto que pasa, hora que pasa, les juega en contra. La tensión entre las clases en su virtual “silencio” es un grito ensordecedor de dos locomotoras que por una misma vía van en sentido contrario.
No habrá batallas definitivas, pero habrá batallas y éstas se multiplicarán. En cada fábrica, en cada barrio, en cada casa de estudio, en cada centro de trabajo, el ajuste no pasará. Lo intentarán tosudamente…Es una exigencia de los negocios de los monopolios…Pero la debilidad política para implementarlo se manifestará en la rebeldía que está recorriendo a las masas elevando un peldaño más la acumulación de las fuerzas políticas de todo el pueblo.
La iniciativa del lado de las mayorías sufrientes significa redoblarles las apuestas.
¡No al ajuste!,
¡Aumento de salario ya!
¡Amnistía inmediata a procesados y detenidos por las luchas políticas y sociales!

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