En
una misma semana, trabajadores petroleros fueron condenados a cadena
perpetua en un juicio plagado de gravísimas irregularidades mientras que
todos los acusados por las coimas en el Senado durante el gobierno de
De la Rúa, fueron absueltos y hasta los propios medios burgueses afirman
que el delito existió y está probado.
Al mismo tiempo,
el oficialismo kirchnerista aprobó el ascenso de Mario Milani como jefe
del ejército, acusado de participar de la represión durante la
dictadura. A ello se suma que ya las fuerzas armadas están realizando
tareas de seguridad interior en las fronteras cuando la propia ley
burguesa lo prohíbe expresamente.
El carácter
clasista de la justicia y la confirmación de las fuerzas armadas como
parte indisoluble del Estado burgués son las dos caras de una misma
moneda; las instituciones de la burguesía se muestran tal cual son a la
hora de defender y garantizar los intereses de su clase, más allá del
color político y de los discursos populistas de los gobiernos de turno.
La agudización
de la lucha de clases obliga a la burguesía monopolista a hacer lo que
tiene que hacer, aunque a la defensiva y en forma errática, conciente
que su enemigo de clase busca avanzar en la defensa y conquista de
derechos, ejercitando en la lucha la acción política que, aunque aún no
se manifieste en todo su potencial, es suficiente para cuestionar las
bases mismas de la dominación burguesa y así obligar a los de arriba a
“mostrar las uñas”.
Sin embargo, las
garras de la burguesía no son las mismas de otras épocas. Atravesando
la peor crisis política de la que se tenga memoria y teniendo en frente
la acción decidida de una clase obrera y un pueblo que no se dejan
domesticar ni engañar por sus cantos de sirena, los intentos por
amedrentar al movimiento de masas son inocuos e ineficaces; así lo
demuestran lo propios petroleros del sur que han lanzado una huelga en
plena navidad.
El poder tiene
una debilidad estructural y, por eso mismo, tratarán de bravuconear. Las
fuerzas obreras y populares estamos en condiciones, y en la necesidad,
de seguir avanzando en el enfrentamiento y profundizando la construcción
de las herramientas políticas propias que avancen en la disputa del
poder político.
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