En
lo que ya se puede denominar una comedia de enredos (actuada por
pésimos actores), el gobierno nacional un día dice que no subirá el
impuesto a los bienes personales; al otro día dice que sí los subirá,
pero un rato más tarde otro funcionario sale a desmentir al primero. Y
así con todo, como pasó con los cortes de luz programados, con las “sanciones” a las compañías eléctricas, etc.
Lo que
desnudan estos sinsentidos son los cortocircuitos dentro de un gobierno
que sabe que tiene que sacar plata de donde sea (es decir, ajustando al
pueblo) pero que no puede hacerlo sin exponerse a la reacción política
de una población en la que el hartazgo y la rebelión son reacciones
inmediatas y entonces condicionan cualquier medida y agravan las
contradicciones en el seno de la clase dominante.
Sin
embargo, aunque el ajuste no es el que debería ser no significa que no
exista. Ya subieron los transportes, los peajes, las naftas. Y todos los
días nos ajustan los bolsillos con la inflación y el alza de los
precios de la canasta familiar. Y como lo venimos afirmando en los
últimos días, están buscándole la “quinta pata al gato” para disfrazar
las discusiones paritarias y cerrar por porcentajes misérrimos que ya
están comidos varias veces por la inflación. (http://prtarg.com.ar/2014/01/06/el-smata-de-ricardo-pignanelli-se-suma-a-las-maniobras-para-embarrar-la-cancha-en-la-discusion-salarial/).
El
otro fantasma que agitan es la consabida mentira de “es tiempo de cuidar
el empleo y no de pedir aumentos”, a la que sin pudor alguno se suman
los gerentes sindicales de toda laya abriendo el paraguas de la
contienda salarial que se avecina.
Por
todo esto, es necesario que las organizaciones independientes de los
trabajadores se preparen para esta contienda con una visión política de
la misma. La discusión salarial que se viene no será contra la empresa
que nos contrata solamente; será contra ella y contra toda la clase
burguesa (incluido su gobierno) que planea que para seguir realizando
inmensas ganancias el pato de la boda debemos ser los trabajadores
quienes lo paguemos resignando nuestros ingresos porque ellos no quieren
resignar ni un centavo de sus ganancias.
El
ajuste es contra todo el pueblo y, en particular, contra la clase obrera
en pos de adecuar los costos patronales (léase, masa salarial) a las
exigencias del mercado mundial.
Los
trabajadores debemos actuar como una sola clase en el enfrentamiento
contra la burguesía. La forma que adopta el mismo es la discusión por
los niveles salariales y las condiciones de explotación que nos quieren
imponer, y el contenido es la pelea de clase contra clase que debemos
afrontar. De allí que la unidad que primero logremos dentro de la
empresa que nos toque debe extenderse a la unidad con otras empresas,
con otros sectores laborales, con el resto de la comunidad, haciendo de
unos y otros reclamos una sola lucha por la defensa de los derechos y la
dignidad del pueblo trabajador.
Desde
la reivindicación propia de cada sector, el próximo peldaño debe ser
elevar el enfrentamiento al plano político para unificar en una sola
fuerza las fuerzas obreras y populares. Ellos tienen su plan, nosotros
debemos tener el nuestro.