La
posibilidad de una guerra generalizada a partir de la invasión franca
imperialista en Siria se desvanece con el pasar de los días.
De ser un ardoroso
agitador de la invasión, el gobierno norteamericano mete violín en bolsa
y cambia su actitud por la de la inspección y entrega de las armas
químicas que el gobierno Sirio deberá efectuar como garantía de la paz.
Mientras tanto, la guerra recrudece en la propia Siria.
Este contrasentido se
desarrolla al tiempo que todos los medios masivos atribuyen el cambio
operado en el gobierno yanqui a la posición de Rusia.
¿Es esta la razón por la cual no se ejecuta la invasión?
Tal como está
planteado el tema, pareciera que el “imperio” yanqui es el malo y Rusia
es la buena. O se está a favor de los yanquis o se está a favor del
gobierno Sirio. ¡Falso de toda falsedad!
El imperialismo no se
resume en un “imperio”. El imperialismo es el poder de la oligarquía
financiera mundial que no tiene banderas y que se encuentra en todos los
países del mundo, incluida Siria, haciendo diariamente la lucha de
clases contra la clase obrera y los pueblos del mundo que pujan por
conquistar una vida digna de ser vivida lo cual requiere desprenderse de
las cadenas de la explotación y el sometimiento a que los condena el
capitalismo.
El freno a la invasión
no se debió a la “oposición” Rusa y China. El freno a la invasión se
debe a la oposición de los pueblos del mundo, lectura que los gobiernos
de todos los países de Europa (menos el gobierno de Francia) a los que
se suman Rusia y China hacen con convicción.
Los intereses
contrapuestos que tengan Estados Unidos y Rusia o China, no obstan para
frenar la invasión. Tan sólo son un componente más que se suma a las
contradicciones que debe enfrentar la puja por el apoderamiento de los
territorios y las fuentes de materias primas o la ocupación de enclaves
estratégicos. Lo fundamental en esta realidad está dado por los
movimientos revolucionarios existentes en todo el globo terrestre.
La oligarquía
financiera viene desarrollando guerras en forma ininterrumpida incluidas
las dos grandes guerras mundiales. Ellos también aprendieron que por
jugarse al todo o nada, muchas veces se han quedado sin nada y ello ha
contribuido a la profundización de sus crisis políticas y de dominación.
Y ahí radica la clave
de todo este tema de la guerra y la paz. La revolución proletaria y de
los pueblos del mundo es la única garantía para establecer una paz
duradera entre los países, ya que con ellas se extinguirán los motivos
que las provocan.
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