Algunos temas centrales de todo este proceso son los nuevos yacimientos, las nuevas herramientas o nuevas técnicas, y el altísimo grado de contaminación de todo tipo a que ya están expuestas las comunidades.
En la cuenca neuquina (Sur de Mendoza,
Neuquén, norte de Río Negro y sur de La Pampa) se ha pasado de la
explotación convencional al descubrimiento de Loma La Lata, que multiplica por diez la producción anterior. Ahora, de Loma La Lata (que ya era súper productivo) pasamos a Vaca Muerta, que es 26 veces Loma La Lata. Los recursos y las riquezas son formidables, pero de todo esto los pueblos sólo “ligamos” el saqueo y la contaminación.
Insistimos con esto, porque en la
explotación convencional, la inyección de agua a los pozos se hace desde
el primer momento para facilitar el “barrido” del petróleo en el pozo
(antes se esperaba a que ya no tuviera presión de gas).
Para los nuevos yacimientos (en arena y
arcilla compacta) se utiliza la inyección de agua y arena a alta presión
y temperatura; la presión produce múltiples fracturas en la arcilla
liberando el hidrocarburo que ésta contiene.
Las nuevas herramientas de por sí son contaminantes,
se trabaja con productos radiactivos, se miden las concentraciones de
aluminio, cesio, uranio, plomo, cadmio, que contiene la formación
geológica y que puede ser arrastrado hacia la superficie; o lo que es
peor, contaminando las napas de agua subterránea, hasta ese momento…
potables.
La tecnología que se pone al alcance de
la mano en estos enormes yacimientos de petróleo y gas, también estaría
en condiciones de producir filtros de agua que atrapen los metales
pesados y los hidrocarburos. Pero a las empresas lo único que les
interesa es no gastar plata fuera de sus negocios. No
les ha hecho falta hacerse “los sordos” porque ningún funcionario ni
político les ha dicho que deben resolver el problema de la contaminación
de toda la población.
Decimos de toda la población porque los lagos Los Barriales y Marimenuco
tienen un nivel de contaminación que los transforma en aguas no
potables (tienen 15 microgramos por litro de hidrocarburos cuando el
máximo permitido es de 0,3 microgramos por litro) y de ellos en estos
momentos se suministra agua a la red de la ciudad de Neuquén, y otras
poblaciones aledañas.
Otro “detalle” no menos importante, es que por ejemplo, a Coca Cola le rechazan en Europa el agua embotellada marca King, por contener metales pesados.
La empresa concesionaria en Neuquén de Coca Cola, Polar S.A., compró
una máquina (un Filtro) para atrapar metales pesados. Nunca la usó.
Todo esto encuentra un firme rechazo de los trabajadores y el pueblo.
Después de las dos movilizaciones, la
primera frente a la Legislatura el día de la cesión por el acuerdo
Chevron-YPF con unas 5.000 personas y la del día 29 de agosto, con unas
15.000 personas en repudio de la represión del día anterior; al gobernador de la provincia de Neuquén se lo notó bastante “nervioso”. Salió a plantearle (a la sociedad) que “si no hay acuerdo con Chevron no puede pagar los sueldos a los empleados de la provincia”.
Dice el gobernador que “las regalías han disminuido porque la producción de hidrocarburos se ha venido abajo”, y que los recursos de la provincia son básicamente estas regalías.
El gobernador ha dado en el clavo, porque el precio del barril de crudo con que se liquidan las regalías es la tercera parte de lo que vale internacionalmente.
Nos está diciendo que no puede cobrar más caro porque el precio para
liquidar esas regalías lo imponen las empresas transnacionales, como
Chevron. También reconoce que estas empresas son las que le dicen al
señor gobernador cuánto sacan de producción o, mejor dicho, cuánto
declaran que sacan.
El mensaje es claro: nos está diciendo que debemos suicidarnos; tenemos que aceptar que venga el fraking,
que se contaminen todas las aguas y los suelos, para pagar los sueldos a
los muertos que ya estaremos envenenados… Muy claro es el mensaje: nos está diciendo que dentro del capitalismo no hay solución para el pueblo.
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