Ya lleva más de una semana el paro agrario de campesinos en la república de Colombia.
Que junto a trabajadores de la salud y transportistas- también de paro-
le están asestando un duro golpe al gobierno fascista que representa el
presidente Santos.
El paro agrario fue convocado por
distintos sectores: Dignidad Agropecuaria Nacional, Fensuagro, el
Coordinador Nacional Agrario y otras más; así como distintos sindicatos
que se vieron obligados a solidarizarse por la fuerte presión de las
bases campesinas reclamando que el gobierno confeccione políticas hacia
el sector.
El paro arrancó el 19 de agosto y conlleva en él la afirmación que se viene sintiendo desde el año 2010, un
claro ascenso en la lucha de las masas en Colombia, con una calidad
distinta. La masividad y la unidad del pueblo como bandera
preponderante.
Colombia no está exenta a lo que ocurre a
nivel mundial. Esta república, juega un rol importante en la política
exterior del imperialismo estadounidense, es “la Israel del cono sur latinoamericano”. Todos sus ensayos en materia económica y militar tienen lugar allí.
En los últimos años, la oligarquía
financiera, a través de los gobiernos de Uribe y –ahora- de Santos,
viene implantando un plan de apropiación de cientos de miles de
hectáreas de tierras, que perjudican y ahorcan al campesinado pequeño y
medio. De esta manera se están apropiando del sector minero y petrolero,
castigando fuertemente a los sectores populares. Cumpliendo a rajatabla las leyes del extractivismo capitalista.
El foco del conflicto se da en el
departamento colombiano del Chocó, ubicado en el noroeste del país. Este
departamento es el único que posee costas en ambos océanos (Atlántico y
Pacífico). A pesar de las complicaciones geográficas es fuerte la
siembra de arroz, maíz, plátano, cacao y coco. Es lindante al
departamento de San Juan, donde predomina la explotación minera.
Según el C.E.J.S.T.D (Centro de Estudios
para la Justicia Social Tierra Digna) en el Chocó existen 30
municipios, de los cuales sólo 14 poseen vías de comunicación terrestre,
todos los servicios tienen dificultades similares a las que poseen las
vías de comunicación. Siete de cada diez habitantes son pobres, los
niveles de alfabetización son muy bajos.
El Estado colombiano tiene iniciado varios megaproyectos ligados al extractivismo, disfrazados de políticas que apuntan a combatir la pobreza.
Al explotar el paro del 19 de Agosto, el
gobierno pro monopolista del presidente Santos, en su primer acto
reflejo, reprimió fuertemente a los campesinos, quienes al iniciar el
paro, y al ver las maniobras del gobierno fueron endureciendo las
medidas hasta cortar rutas en distintos puntos del departamento.
Con el correr de los días el paro fue
cobrando adhesiones y en pocos días llegaron a cortar alrededor de 30
rutas a lo largo y ancho de toda Colombia. Ante la atenta apreciación de
Santos que intentó ligar dicho paro a la región del Chocó.
Esta es la primera gran respuesta del
pueblo colombiano a un año de haberse firmado el TLC (Tratado de Libre
Comercio) con los Estados Unidos.
El martes 27, el accionar de la ESMAD (Escuadrón Móvil Anti Disturbios) en Fusagasugá,
departamento de Cundinamarca, asesinó al joven campesino Juan Camilo
Acosta al dispararle un gas lacrimógeno en el pecho a corta distancia.
Esto enfureció al pueblo que se lanzó a las calles con sus cacerolas a
protestar.
El 28 de Agosto, los campesinos presentaron propuestas y condiciones para levantar el paro. El gobierno en un gesto evasivo decidió estudiarlas.
El 29 de Agosto, los sindicatos anunciaron una movilización nacional para respaldar el paro agrario.
El pueblo colombiano está marcando por
dónde deben ir las políticas que tienen que tomar ciertas organizaciones
sociales, que desde hace años se encuentran empantanadas en la
discusión sobre el militarismo o el antimilitarismo.
Este garrotazo al gobierno fascista de la república de Colombia, no es un simple hartazgo, es en todos los aspectos, un auténtico freno a las políticas del imperialismo.
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