La
lucha de clases en nuestro país cada día le va corriendo el velo del
doble discurso y la mentira a esta democracia burguesa, y se encuentra
empantanada en el descreimiento de nuestro pueblo.
Además de las mentiras a que nos tiene
acostumbrados la burguesía monopolista a través de sus voceros, para
poder continuar en sus planes de súper explotación y saqueo, no le queda
otra que avanzar dubitativamente en sus intencionalidades de armar un
plan represivo.
Pero la mentira es la esencia de sus
discursos y planteos políticos, porque no tienen otra forma de intentar
sostenerse, salvo la represión, que incluso cuando la llevaron a cabo en
las épocas más duras también tuvieron que mentir para tratar de tener
una cobertura política que pudiera disfrazar y justificar la misma.
Tampoco tuvieron razón.
Pero la tenaz lucha de nuestro pueblo no
se detuvo, avanzó, ganó terreno y las libertades públicas que hoy
vivimos son producto de las conquistas que hicieron retroceder a la
burguesía. De ahí que el discurso progresista de la burguesía es en
realidad al terreno que se tuvieron que bajar para poder seguir
sosteniendo su dominación. Esta situación les embarró la cancha y hoy no
pueden plantearse la represión como les gustaría con el afán de detener
la lucha de la clase obrera y el pueblo, máxime que intuyen, y lo saben
muy bien, que soplan vientos de cambio y revolución en nuestro país.
Pero de ninguna manera debemos dormirnos
en los laureles. Los monopolios intentan de una manera u otra
implementar medidas y planes represivos blandiendo por un lado el
combate a la inseguridad (que por otro lado ellos generaron y son arte y
parte), y por el otro ahora hablan de planes destituyentes acusando a
tal o cual mamarracho periodístico, que nada tiene que ver con los
desplazamientos de gendarmería en las puertas de las fábricas o
establecimientos o parques industriales, como sucede en estos días,
donde por ejemplo, se instalaron más de cien gendarmes en las puertas
del I.N.T.I. y TAPSA , en el ferrocarril Mitre por la lucha de los
ferroviarios, o los 400 efectivos de infantería en el parque industrial
de Pilar el más grande de sud América.
A la nefasta ley antiterrorista y del
narcotráfico, ahora agregan el traslado de la gendarmería al gran
Buenos Aires, pero a las puertas de los centros industriales y como
medida electoralista nombran a un matón como jefe de seguridad de la
provincia, entusiasta admirador del gatillo fácil, y tratan de tapar
con tierra todos los chanchullos de la droga mientras el gobierno de
los derechos humanos se hace el distraído que en nuestro país matan un
chico por día producto del gatillo fácil según las creíbles estadísticas
de la prestigiosa C.O.R.R.E.P.I.; y por si fuera poco hacen, los muy
descarados, demagogia pretendiendo ampliar la imputabilidad a los 14
años. Vaya incapacidad.
Pero en medio de todo esto la Kirchner,
como no podía ser de otra manera, empezó a golpear la puerta de los
cuarteles primero nombrando a un represor como jefe de las F.F.A.A. y
ahora mandando 4.500 milicos al norte del país invocando la ley de
defensa nacional, incrementando el operativo Fortín II. Afirmaba el
ministro de defensa Agustín Rossi “ante la situación de encontrarse
en algún traslado irregular en la frontera, los hombres desplegados
allí comunicarán inmediatamente a las fuerzas de seguridad para que
ellos operativicen las cuestionen que tienen que ver con la ley de
seguridad interior”.
Ahí es donde apuntan, tienen miedo, saben muy bien que el “que se vayan todos”
no va a ser como en el 2001. Esa experiencia ya se hizo, ahora entran a
tallar nuevos factores y nuevos actores como el proletariado, sumado a
la experiencia hecha, se trata de que se vayan para siempre, se trata de
que así no se puede vivir más, se trata de la lucha por el poder.
El desplazamiento represivo como
necesidad de los monopolios y la gobernabilidad burguesa carece de todo
sustento y credibilidad cuando mayoritariamente la clase obrera y el
pueblo, cada día en las grandes y pequeñas iniciativas que el poder
toma, les dan la espalda.
Denunciamos este intento de despliegue
represivo de patas cortas en el sentido de la posibilidad que lo
implementen como quisieran y con éxito, pero tenemos la certeza que son
medidas que no van a prosperar y menos aún lograr amedrentar. Nuestro
pueblo estuvo en muchas y muy difíciles y no les teme si ese es el
mensaje que nos quieren trasmitir.
A los problemas de la inseguridad lo
único que lo puede resolver como paliativo es la movilización de las
masas como así lo van indicando algunas experiencias, y a los intentos
de reprimir las luchas, la salida es el enfrentamiento. Esto es lucha de
clases le pese a quien le pese, por ello a la represión, más
enfrentamiento, más movilización, más autodefensa de masas. La crisis
política de la burguesía monopólica que padecen en nada los beneficia,
muy por el contrario, es el fondo de su debilidad y ésta quiebra la
correlación de fuerzas a favor del pueblo. El aparato represivo es
importante, y no se debe subestimar, pero pasa a constituirse en
irrelevante ante una política justa y el accionar de las amplias
mayorías.
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