El parlamento inglés desautorizó a su primer ministro en sus pretensiones de atacar a Siria y ahora Barak Obama, luego
de un elocuente discurso que planteaba atacar dicho país , dio marcha
atrás y, tratando de ser elegante (elegancia que lo dejó como el
avestruz), llevará la propuesta al congreso para que sea quien avale o no tal ataque.
Varias
lecturas se pueden hacer de tantas idas y vueltas en todo esto, pero si
una cosa está clara, es que las crisis políticas cada vez los acorralan más, y si bien tienen definido cuál es el rol que pretenden jugar como únicos gendarmes, paladines y árbitros de lo que es el bien y el mal en el planeta, esto no significa de ninguna manera que lo puedan ejercer como pretenden. Varias razones los acosan, la principal es que la humanidad, lejos de creerles, les desconfía, y más aún, los coloca como los principales responsables
de todos los males que nos aquejan. Las manifestaciones en Estados
Unidos, aunque no muy numerosas, en contra de los ataques y la opinión
pública mundial que no aceptan no sólo las justificaciones sino que
menos aún la soberbia de su presumido rol, los termina empantanando y
creándoles más crisis política.
Si a
esto le sumamos el marco de confrontación interimperialista en que se
da el conflicto de Siria donde Rusia y China están actuando abiertamente
en apoyo al régimen burgués sirio nos encontramos con un cuadro donde
la opinión de los pueblos del mundo claramente visualizan el alto riesgo
de una aventura bélica que no se está dispuesto ni a aceptar ni a
tolerar. Es más, les encantaría a chinos, rusos, yanquis,
ingleses, franceses, alemanes, verdaderos Estados potencias de los
monopolios, embarcar al planeta en una gran confrontación mundial y
poder así quemar fuerzas productivas matando millones de seres humanos,
como lo hicieron tanto en la Primera como en la Segunda
Guerra Mundial. Pero eso no es tan fácil, los pueblos vienen en alza de
muchas luchas, pero sobre todo de aspiraciones de que así no se puede
vivir más, no se debe ser ni retorcido ni tan complejo para definir esta
situación.
Los
Monopolios tienen definida una estrategia contrarrevolucionaria que se
vio claramente en la llamada primavera árabe, que la pudieron llevar a
cabo con relativo éxito en Libia, pues cuando estalló la revuelta le
soltaron la mano a Gadafi y del mismo tronco de la burguesía
constituyeron una fuerza política militar supuestamente opositora al
régimen que unas horas antes eran incondicionales al gobierno con todo
el apoyo financiero y armamentista, cosa que no tuvieron los
revolucionarios que fueron los que sí iniciaron la revuelta . Así es
como se plantean actuar en el mundo y de la misma manera actuaron en
Siria. Pero la crisis política no se da solo por el descrédito de los
pueblos del mundo sino por la lucha de intereses intermonopolistas que también, en un punto, se tornan antagónicas, lo
cual los coloca en una tremenda maraña de contradicciones que hacen
estallar nuevas y más entramadas contradicciones. Los pueblos van por
sus aspiraciones y el régimen planetario del capitalismo
no sólo no quiere sino que, desde su real existencia, no puede dar
respuestas, y entonces sus estrategias de dominación se tornan efímeras, fracasan y sus debilidades se profundizan aún más.
La humanidad vive tiempos de revolución, y el sistema capitalista aunque parezca mas fuerte que nunca y
amo de todo el planeta carece de toda forma de respuesta, porque los
tiempos de revolución que se viven tienen una profundidad nunca antes
vista, porque a pesar que todavía no haya cuajado una revolución
triunfante, aunque aún dichos tiempos de revolución no tengan una cierta materialización,
en el corazón de las masas está la conciencia de que así ya no se puede
vivir más, y está signando al capitalismo como el único responsable de
todos los males que nos aquejan. Podrán retardarla, confundir, pero ya nadie podrá confiar en que esta, la capitalista, es la única y eterna forma de vida.
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