La
burguesía, durante más de cien años en nuestro país, ha tratado a la
infancia, niños y niñas como objetos, como seres incapaces, 17
generaciones de argentinos crecieron bajo la discrecionalidad que
consentía la siniestra ley 10903.
Su mentor, el diputado
por el Partido Conservador Dr. Luis Agote, en diferentes sesiones
manifestó su preocupación por contar con una legislación social que
“protegiese” a la niñez, haciendo referencia al abandono moral y
material.
¿Qué acontecimiento
hizo que en, nuestro país, diera a luz la creación del Patronato
Nacional de Menores Abandonados y Delincuentes? Dice el Dr. Luis Agote,
“¿qué deberíamos hacer con esos chicos?” “… constituyen un contingente
admirable para cualquier desorden social siguiendo por una gradación
sucesiva de esta pendiente siempre progresiva del vicio, hasta el
crimen, van a formar parte de esas bandas anarquistas que han agitado la
ciudad en el último tiempo”.
El Dr. Luis Agote evidentemente ya casi fuera de quicio, sostiene: “Yo tengo la convicción profunda de que nuestra Ley falla si no llegamos a suprimir el cáncer social que representan 12 a 15 mil niños abandonados moral y materialmente (que) finalmente caen en la vagancia y después en el crimen”.
Quienes lo auxiliaron en sus fundamentaciones no se privaron de exponer la verdad respecto de la esencia de la ley 10903: “El Estado tiene el derecho de secuestrar
a los menores cuya conducta sea manifiestamente antisocial, peligrosa,
antes de que cometan delitos…No hay en ello restricción de libertad
civil: el menor no la tiene y sólo se trata de sustituir la patria
potestad por la tutela del Estado”.
Se seguía así dentro de la lógica que creara el complejo tutelar del ideario sarmientino que sostenía…“El niño no tiene derechos, no tiene por sí representación, no es persona según la ley. Es menor”.
La Prensa decía en sus
páginas en relación a los sucesos de la Semana Trágica que “miles de
delincuentes y una multitud de vagabundos, compuestas por adolescentes
arrojados a los desórdenes por carecer de cuidado y por la indiferencia
del gobierno fueron los principales responsables de la violencia”, en
tanto que el Senador, Pedro Echagüe afirmaba “y lo más grave respecto a la huelga es la parte que desempeñaron en ella jóvenes y muchachos entre los 10 y los 20 años.
Ellos han estado en la primera fila arrojando las primeras piedras y
encendiendo los primeros fósforos”. El Dr. Luis Agote, en este contexto
argumentaba vinculando en los sucesos de la Semana Trágica a la niñez
abandonada y delincuente: [...] “en los días aquellos de la Semana
Trágica los que encabezaban todos los movimientos, los que
destruían, eran turbas de pilluelos que rompían vidrieras, destruían
coches, automóviles, y que en fin, eran los primeros que se presentaban en donde hubiera desorden…los
que iban a la cabeza en donde había un ataque a la propiedad privada o
donde se producía un asalto a mano armada, eran los chicuelos que viven
en los portales, en los terrenos baldíos, y en los sitios obscuros de la
Capital Federal” .
Finalizaba así el año
1919, y nuestro país ya disponía –gracias al Dr. Agote- de un segundo
instrumento represivo, esta vez contra los hijos de los inmigrantes. El
primero había sido contra sus padres: La Ley de Residencia. Nada dijo
este gran benefactor argentino de la infancia pobre y desamparada sobre
el genocidio de esos días. Quiso la historia que la suya fuera la
primera ley represiva de menores sancionada en Latinoamérica, y que
fuera también la última en salir vergonzosamente tarde de escena, con su
derogación en el año 2005.
Lamentablemente no se
puede decir lo mismo de las ideologías que la elaboraron ni de las
prácticas que la mantuvieron vigente durante casi un siglo, ya que el
estado burgués y sus instituciones lejos de buscar el bienestar del
pueblo encuentran su razón de ser en el control social con el objeto de
mantener el orden imperante. La actual legislación vigente imbuida en el
reformismo burgués no deja de ser represiva, sólo se enmascara y
agiorna a los nuevos tiempos, donde el Estado al servicio de los
monopolios, se viste de cordero bajo el discurso de los “derechos
humanos”.
Hoy bajo el pretexto
de la seguridad se reinstala la discusión sobre la imputabilidad de los
niños y jóvenes que transgreden la Ley…… Hoy como ayer, el poder se encuentra temeroso del rol protagónico que viene desarrollando la juventud de nuestro pueblo en el enfrentamiento
y pretende generar las condiciones que permitan profundizar y legitimar
las políticas del gatillo fácil y represión que ya se viene
implementando contra los jóvenes de los sectores populares.
Por eso y
parafraseando al poeta “se pone joven el tiempo y acepta del tiempo el
reto, qué suerte que el tiempo joven, le falte al tiempo el respeto”….
“Para bien o para mal nada va a quedar igual….”.
Sólo la lucha diaria
contra el Estado al servicio de los monopolios, la unidad del pueblo
hacia la conquista del poder para destruir el aparato represivo del
estado burgués y la construcción del socialismo garantizarán una vida
digna para las nuevas generaciones.
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