Insistimos
una vez más, con que la lucha de clases le mueve toda la estantería al
poder de la oligarquía financiera en nuestro país. Donde cada iniciativa
política que pretenden llevar adelante, de movida, está condicionada
por el descreimiento, el rechazo, la desconfianza, y el hartazgo a tales
iniciativas.
En estos últimos días, sindicalistas y
gobierno volvieron a la carga, para tratar de arañar un poco de
credibilidad en la población con el llamado a dos actos centrales en el
marco del 1º de mayo, día del trabajador. Por un lado, el de Hugo Moyano
y, por el otro, el de Cristina Kirchner. El primero, en medio de un
escenario con mayoría de mafiosos y de la más recalcitrante burocracia
sindical. Y el segundo en un escenario donde fundamentalmente destacaban
el punterismo y los mercenarios políticos al servicio de los
monopolios. Otra vez, más de lo mismo.
Si bien cabe destacar que los dos actos
se sucedieron en medio de una crisis y de un agrietamiento político
entre el sindicalismo de Moyano y el gobierno, donde la puja por los
negocios de toda índole, en el marco de la disputa intermonopolista, los
lleva a sacarse los ojos pero que, en última instancia, la esencia de
los intereses de la clase a la que representan los une.
Dos discursos con muchas frases hechas
completamente vacías de contenido. En el acto del sindicalista y
empresario Moyano, que próximamente va a tener que disputar el banquillo
de la CGT, entre sus frases de cabecera estuvieron: “que se elimine
el impuesto a las ganancia”; “que haya reparto de ganancia”; “que él no
es candidato de los funcionarios de turno”; “que jamás traicionará los
derechos del trabajador” y bla, bla, bla.
Y en el acto del gobierno, se vuelve a repetir la misma metodología, de cargar con frases hechas, bajo la consigna de “Unidad y Organización”, haciendo un llamamiento a los jóvenes “a defender el legado histórico”. Y por supuesto no podía faltar, el llamado a defender la “supuesta nacionalización de YPF”,
luego de la llegada al país de los gerentes de las principales empresas
petroleras en el mundo, para negociar el traspaso de manos.
Dos actos, dos iniciativas, que nada
representan ni responden a los intereses de la clase obrera y el pueblo.
Y que por el contrario, intenta desviar el eje fundamental de nuestros
intereses. Frente a una situación económica cada vez más difícil para
las familias trabajadoras en nuestro país, donde los aumentos galopantes
del costo de vida se contrastan permanentemente con las fabulosas
millonarias ganancias y el saqueo de parte de los monopolios. Y en medio
de una situación política donde los obreros en las fábricas y lugares
de trabajo, comienzan a hacer pesar sus organizaciones de bases para las
conquistas, y donde el pueblo ha desatado una enorme cantidad de luchas
contra la injusticia y por una vida digna.
El verdadero acto del 1º de mayo no se
verá en los grandes titulares de los diarios, ni saldrá como noticia
principal de los noticieros televisivos. Porque ese acto va de la mano
de una gesta que está surgiendo desde las entrañas de nuestra clase
obrera. Miles de organizaciones obreras en cada fábrica, en cada empresa
de servicio, en cada taller, en hospitales, colegios y diferentes
lugares de trabajos. Los trabajadores nos estamos organizando, por fuera
de todo aparato representativo del Estado de los monopolios. Estas
organizaciones autoconvocadas que van surgiendo al calor de la lucha,
son la base material para erigir a la clase obrera y al resto de la
población en un proyecto político revolucionario socialista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario