jueves, 30 de mayo de 2013

A 203 años, un pueblo aún busca una salida a su revolución (*)

Hoy viernes 24 se realizan actos conmemorativos de la gesta de mayo en todas las escuelas del país. Esta mañana, como a millones de argentinos que somos padres, asistí a uno de ellos y algo me llamó la atención. En el escenario todo embanderado para la ocasión se encontraba expresada con letras en celeste y blanco una consigna que me gustó: “El único juez es la dignidad”. Ignoro quin fue el autor de aquella gran frase pero esta no sería mi única grata sorpresa sino que, luego de entonar las estrofas de nuestro himno nacional, una docente pasó a leer un pequeño discurso que estuvo lejos de las peroratas de siempre que hablan de próceres de mármol y revoluciones de juguete.
El discurso se centró en la denuncia de la explotación, la marginación y agresión al pueblo Qon y un repudio al asesinato de otro miembro de esa comunidad en el día de ayer (Oh, casualidad, compañero asesinado en una localidad llamada “Castelli”, en homenaje a uno de los más lúcidos revolucionarios de 1810). Es destacable el compromiso y la valentía de aquella desconocida maestra y que es un ejemplo más de la voluntad de lucha de nuestro glorioso pueblo a lo largo y ancho del país en cada fábrica, escuela, barrio, etc.
Luego de aquellas palabras, la consigna del acto (“El único juez…”) me pareció aún más acertada. En estos días en que el gobierno de los monopolios nos habla de jueces, de democratización de la justicia, de institucionalidad…queda más que evidente que todas esas son palabras vacías y que no valen nada si hay un solo ser humano condenado a una vida de miseria.
Con gran razón, SIN DIGNIDAD NUNCA HABRÁ JUSTICIA PARA NADIE.
Nuestro pueblo la busca hace rato y es hoy, con los ejemplos de los últimos días, que nosotros PODEMOS Y DEBEMOS levantar una alternativa política revolucionaria que una todas las expresiones de la clase obrera y el pueblo, que enfrente el siniestro plan maestro de los explotadores y construya la nueva sociedad socialista.
La vida nos va en esto; la nuestra y la de todos los que vienen. No podemos tolerar más que nos saqueen, despojen, exploten, maten…
Hoy, a más de dos siglos de la gesta que dio inicio a nuestra historia como nación, el compromiso revolucionario sigue más firme que nunca alimentado por un torrente de experiencias que nos ponen el camino firme hacia la toma del poder para concretar todas las aspiraciones de este pueblo trabajador e indoblegable y conquistar, ahora sí, la dignidad que permita por vez primera hablar de justicia para todos los hombres.

¡LA REVOLUCIÓN ESTÁ EN MARCHA!

(*) Nota confeccionada por un compañero, padre de alumno de escuela primaria.

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