jueves, 23 de mayo de 2013

Rosario, Santa Fe: ¡Los médicos residentes de clínica médica dijeron basta!


Lo que hasta hace poco constituía una práctica incuestionable y se consideraba como el “derecho de piso” que debían pagar todos los médicos para obtener su especialidad, ahora será considerado motivo de disputa entre el personal médico contra el aparato del Estado detrás del cual están los centros médicos privados.
Los médicos se han plantado y exigen que se les paguen las guardias y todos los trabajos que ejercen en las entidades públicas durante los 3 años que deben hacerlo para recibirse de especialistas y que se los considere como trabajadores titulares.
En medio del acto y manifestación que organizaron en forma autoconvocada bajo el nombre convocante de “Residentes de Clínica Médica en Lucha”, el pasado viernes 17-05-2013, expresaron la dura realidad que les toca vivir cotidianamente sirviendo en guardias de hasta 36 horas, casi sin descanso, con el peligro que significa para su propia salud y la de los pacientes a quienes atienden. Y esta realidad es parte de lo que pasan todos los residentes y concurrentes en Rosario, Santa Fe y el país.
Es que tanto el Estado como los sanatorios e institutos privados que se sirven del servicio de los futuros especialistas en forma gratuita o a cambio de pagos miserables, no ven en los médicos a verdaderos servidores de la salud sino a dadores de mano de obra barata o regalada.
Queda claro como al Estado y a las empresas que medran con la medicina poco les interesa la salud pública y el bienestar del pueblo, cuando de reducción de costos se trata a fin de obtener mayores beneficios para negocios superiores.
No sólo es justa la lucha y aspiración de los médicos residentes sino que, además, son ellos, junto a todos los médicos residentes de las distintas especialidades y el resto de los trabajadores, quienes sostienen la salud pública en la provincia.
Ante el planteo de los trabajadores de la salud, la subsecretaria de Salud Pública de la Municipalidad, Dra. Gabriela Quintanilla dijo muy suelta de cuerpo, y “olvidándose” de su propia historia, que “los residentes son estudiantes y como tales no pueden pretender pagos contra prestación de su servicio”.
Menuda mentira artera propia de una funcionaria al servicio de los intereses del aberrante negocio de la salud, pues los médicos residentes deben recetar, confeccionar historias clínicas, epicrisis e indicaciones médicas, realizar examen físico a los pacientes, solicitar análisis y estudios complementarios, etc…Asimismo, no pueden hacer la residencia si no tienen la matrícula de médicos y, en consecuencia, están sujetos a la legislación de mala praxis, deben pagar el seguro correspondiente, la cuota mensual en el colegio de médicos y deben asistir a cursos pagos con aranceles prohibitivos, etc.
El entusiasmo y la disposición de los médicos se hacía evidente en sus caras y voces el día viernes, pues todos están determinados a lograr la conquista y convencidos de que esta lucha recién comienza, pues como toda causa justa de un sector del pueblo, cuenta con la simpatía y adhesión de la población que descubre, detrás de la careta de la tan cacareada excelencia de la salud pública con la que se llena la boca el gobierno provincial, cómo aparece la más vil explotación a la fuerza laboral de los jóvenes médicos y demás trabajadores.
Y esto no es más que una expresión de un amplio abanico en la salud que tiene muchas aristas, tantas como son los sectores postergados que la componen, entre ellos, además de los médicos, los enfermeros, auxiliares, técnicos, mucamas, y otros servicios necesarios para el funcionamiento de los centros de salud.
La unidad de todos los trabajadores de la salud y, con ella, con el resto de los trabajadores y pueblo que sufrimos la política de la baja de salario salvaje que ejecutan los monopolios a través del Estado provincial, municipal y nacional es, más que nunca, una necesidad urgente y real para lograr una vida digna.
A la política de los monopolios y su Estado hay que oponerles la política de la dignidad popular por la conquista de un país merecido por las mayorías laboriosas.

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