viernes, 31 de mayo de 2013

“Derecha”, “izquierda” y lucha de clases

Para frenar a la “derecha”, la “izquierda” adopta políticas “amplias” para conseguir ese objetivo antes que cualquier otro, por ejemplo, la revolución.
Esto ha sucedido en diversas etapas de la historia de la lucha de clases. Y vuelve a suceder en la actualidad, cuando los procesos de lucha de la clase obrera y el pueblo tensan las contradicciones y exigen definiciones.
Entonces, las “izquierdas” advierten: “Cuidado con los reclamos a los gobiernos “progresistas” pues serán  utilizados por la “derecha””. Y así, en nombre de una acumulación política que podríamos denominar “el tiempo de la revolución algún día llegará”, las manifestaciones políticas y reivindicativas de las masas siempre deben ir a la zaga del mal menor, del no hagamos olas porque podemos perder lo que nos dan, los procesos son complejos y hay que saber entenderlos, etc.
Pero lo central ese la lucha es entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos, entre la burguesía y la clase obrera y el pueblo. Y que la cuestión de “derecha e izquierda” es en realidad, para desclasar las luchas.
Con matices y características propias de cada uno de los procesos, esto es lo que viene ocurriendo en los países de nuestra región mientras la dominación burguesa sigue vivita y coleando. En el medio de la peor crisis que el sistema capitalista haya atravesado en su historia, cuando las masas buscan salidas a la encrucijada que el sistema pone enfrente, a lo único que echan mano los de “izquierda” es a poner freno a la “derecha”. Lo que en los hechos es, ni más ni menos, ponerle freno al ímpetu revolucionario de las masas obreras y populares.
“Izquierda” y “derecha” son así la cara de una misma moneda; conceptos absolutamente vacíos de contenido salvo para confundir y mentir a las masas en pos de mantener a salvo al sistema capitalista.
La lucha de clases agudiza la crisis estructural del capitalismo, incorpora a la contienda política a miles y miles de hombres y mujeres todos los días; las políticas revolucionarias verdaderas y consecuentes deben apuntar a que ese proceso se profundice para minar al sistema en todas sus variantes. Los cambios son producto de esos procesos y no de graciosas concesiones que los de arriba nos brindan. Son conquistas y sobre las conquistas se debe seguir avanzando para lograr el objetivo de sacarnos de encima la dominación y la opresión de la burguesía.

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