Más allá de los ganadores y los perdedores que dejó la jornada del domingo, las instituciones y medios del sistema coincidieron todos en resaltar la “alta participación” popular en el simulacro de internas celebrado. El interés por destacar esa información apuntó a diluir la evidente e inocultable falta de entusiasmo y expectativas, del pueblo en general, en estas elecciones.
Lo dijimos en otras oportunidades: la
clase dominante machaca sistemáticamente presentando al capitalismo como
único sistema económico posible, y a la democracia representativa, al
parlamentarismo, como única forma de organización y expresión políticas
de la sociedad.
La insistencia acerca de que votó el 70%
del padrón es altamente sospechosa, más si tenemos en cuenta que a las
16 horas (faltando dos horas para el cierre), los medios televisivos
informaban que había votado el 45% del padrón. Por lo tanto, deberíamos
aceptar que en dos horas votaron más de 7.000.000 de personas; récord
absoluto: esto significa más de 50 votos emitidos por minuto.
Sin embargo, una mirada nada más que se
detenga un poco en los números de las pasadas elecciones, nos confirman
que la tendencia, que se viene repitiendo hace años, que marca un alto
ausentismo, se sigue manteniendo e, incluso, se destaca en más de una
provincia.
PROVINCIA
|
CANTIDAD VOTOS PRIMER CANDIDATO
|
CANTIDAD DE ABSTENCIONES, BLANCOS, NULOS E IMPUGNADOS
|
Santa Cruz | 67.066 |
80.092
|
Salta |
118.426
|
283.857
|
Chaco |
258.257
|
288.542
|
Córdoba |
566.274
|
845.520
|
Nacional |
5.912.141
|
9.302.435
|
Estas son solo algunas cifras que
demuestran que los “ganadores” son “primeras minorías” que, en realidad,
están por detrás de la primera fuerza que constituyen los que no votan, impugnan, anulan y votan en blanco rechazando la farsa de la democracia burguesa.
De esta forma, el 26% que alardea el Frente para la Victoria como
“primera” fuerza nacional se reduce a un 19% y lo mismo sucede con las
demás fuerzas electoralistas.
Queda a las claras la ilegitimidad de las fuerzas gobernantes, las que gobiernan siendo minoritarias y disfrazándose de mayoritarias.
Las verdaderas mayorías, aun las que votaron a tal o cual candidato, no
están expresadas en estas ni en otras elecciones desde el momento que
no hay ninguna expectativa de cambio a la hora de votar.
El rechazo a la institucionalidad
burguesa también se expresa en este plano y por eso la preocupación por
amañar y dibujar resultados y porcentajes que no dejen a la vista el
fracaso del engaño; fracaso que queda más manifiesto cuando la lucha
popular no se detiene ni tiene más expectativa que en la propia lucha,
lejos de las promesas y sonsrisas de cualquier candidato.
Esa gran fuerza de mayorías es
la que debe estar expresada en una unidad política que rompa con la
concepción burguesa de la política y exprese la autoconvocatoria y el
poder organizado del pueblo desde una nueva institucionalidad.
Esa que todos los días se expresa en la contienda de clases y que tiene
como protagonista principal a la clase obrera y el pueblo.
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