En
el día de ayer, la patética realidad política de la burguesía sumó un
nuevo hecho que no hace más que confirmar la profunda debilidad en la
que se encuentran sumergidos los monopolios y sus gobiernos títere. Por
varios medios masivos de desinformación, se dio a conocer una página web
en donde se puede “consultar” si uno es infractor por no votar. Bajo el
título: Registro de Infractores al deber de votar, en el sitio,
http://infractores.padron.gov.ar cargando los datos por número de
documento, sexo y distrito electoral, puede consultarse si el Estado de
los monopolios nos considera “infractores”, tomando como referencia el
reciente circo electoral de las PASO, o elecciones primarias, como guste
llamarlas. No es por una infracción de tránsito o por un impuesto
impago… sino por no votar… Vale la aclaración porque el sistema
implementado es el mismo, y luego de ingresar los datos, dos opciones
son posibles: la impresión de un certificado de “buen votante” (en el
caso de haberlo hecho, lo que hace recordar la emisión del certificado
de “buena conducta”); o la impresión de una papeleta para pagar una
multa de 50 pesos, en el caso de no haber votado. La “lógica” para este
sistema “legal y democrático” debiera ser que, en el caso de que un
individuo no hubiese votado o en el caso de que no habiendo votado no
hubiese pagado la multa, tendría que estar inhabilitado para votar el
próximo 28 de octubre. Pero no es así, lo paradójico (y patético, ya
dicho), es que la Justicia Nacional Electoral no se cansa de señalar que
en cualquier caso (no habiendo votado en las PASO o no pagando la
multa) nada impide poder participar del próximo acto eleccionario… Si se
tratara de un partido de truco, esto equivaldría a cantar falta envido
con 25 o vale cuatro con un ancho falso. Más de nueve millones de
compatriotas no votaron, votaron en blanco o impugnaron su voto en la
últimas “internas abiertas” (9.318.675 personas). Estas cifras
demuestran que en realidad, los que se autoproclaman “ganadores” son en
realidad, “primeras minorías”, que están por detrás de la verdadera
primera fuerza que la constituyen los que no votan, impugnan, anulan y
votan en blanco, rechazando la farsa de la democracia burguesa. La
ilegitimidad de las fuerzas gobernantes está dada en que gobiernan
siendo minoritarias, pero disfrazándose de mayoritarias. Este nuevo
manotazo de ahogado viene disfrazado de que con este nuevo medio, ahora
“los ciudadanos podemos ser controladores del sistema”, engaño
equiparable a que “nuestro voto es poder” o a que “votando le damos
poder a los trabajadores”. La democracia es el pueblo que lucha en las
calles. Esta consigna expresa de alguna manera lo que publicáramos en el
artículo de esta misma página en el día de ayer, en donde señalamos que
el ejercicio de la democracia directa, una democracia esencialmente
revolucionaria, es todos los días y se expresa en miles y miles de
enfrentamientos que defienden los derechos y las conquistas que este
sistema intenta despojarnos.. Esto choca de frente, como dos locomotoras
por una misma vía pero en sentido contrario, con estas y todas las
concepciones y políticas de la burguesía, que intenta ocultar y
tergiversar la experiencia obrera y popular. Millones de compatriotas
elegimos todos los días cómo luchar, contra quién luchar, y con qué
formas y metodologías hacerlo. Ellos están desesperados tratando de que
“deleguemos” en ellos ese enorme poder que tenemos cuando nos unimos y
sabemos lo que queremos y hacia dónde ir; pero nosotros ya sabemos que
en manos de esta minoría parasitaria nada bueno podemos esperar. Y
contra ello, no hay multa que valga.
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