Una
noticia, como tantas otras, pasó desapercibida para los grandes medios,
siempre dispuestos a vendernos las peleas por arriba y a esconder el verdadero escenario de la lucha de las clases.
El domingo 3 de junio pasado, en la
localidad de Loncopué, provincia de Neuquén, se realizó un referéndum
vinculante para ratificar una norma que prohíbe la minería a cielo
abierto en las 8.000 hectáreas que ocupa esa población. De 3.601
empadronados, debía votar más del 50% para que la consulta fuera válida.
Votó el 72% del padrón y el resultado fue 2.125 votos a favor de mantener la prohibición contra 388 votos.
Loncopué está ubicada en el noroeste
neuquino, a 300 kilómetros de la capital provincial. Desde 2008 rechazan
la instalación de un proyecto minero para extraer cobre en manos de una
empresa de origen chino (Emprendimientos Mineros SA) y la estatal
Cormine (Corporación Minera de Neuquén).
De ese rechazo nacieron la Asamblea de
Vecinos (AVAL) y la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Campana
Mahuida (Avacam). Y se organizaron junto a la comunidad mapuche Mellao
Morales (vive hace cien años en la zona de interés minero) que está
directamente afectada por el proyecto.
La lucha llevada a cabo desde entonces se mantuvo con la movilización permanente de todo el pueblo,
lo que impidió el éxito de las maniobras del gobierno provincial, con
uso de patotas incluido. Hasta pocos días antes de la consulta, la
Corporación Minera de Neuquén (Cormine), presentó una solicitud al
Superior Tribunal de Justicia para que suspenda la misma. La mencionada
movilización de todo el pueblo, obligó al Tribunal a rechazar ese
pedido, por lo que el referéndum se realizó con el resultado conocido.
El gran triunfo del pueblo de
Loncopué muestra la vitalidad del movimiento de masas en la Argentina
que, desde la movilización y la organización desde abajo, presenta pelea
en todos los terrenos a la burguesía.
Estas luchas silenciadas, estos triunfos
de la movilización popular, muestran que la lucha por la vida sigue
siendo lo primordial para las poblaciones afectadas por estos proyectos
monopolistas. Estos triunfos, que no se ven pero que se hacen sentir,
son derrotas políticas para los monopolios y lo gobernantes a su
servicio, tal como lo fue el triunfo del pueblo chaqueño contra la
instalación de la base yanqui.
El sentir antiimperialista de nuestro
pueblo está más vivo que nunca y demuestra cómo se defienden de verdad
los intereses patrióticos, en medio de las arengas patrioteras de los
gobiernos entregadores y pro monopolistas.
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