Cuando hablamos de lucha de clases nos referimos a la lucha de las clases fundamentales de la sociedad, la burguesía y el proletariado,
viéndolas en movimiento, su permanente interacción y el resultado de su
confrontación como un todo único. Y el resultado es que golpe a golpe la lucha por el salario, piedra angular del capitalismo, mantiene su ritmo, crecimiento y conquista.
Como resultado de la decisión de los trabajadores de no dejar pasar las aspiraciones de la oligarquía financiera de reducir los salarios y el nivel de vida, ha obligado a la burguesía a reconvertir y concentrar algunos sectores industriales –autopartistas, textiles y otros- que ya no están a la “altura de las demandas de el mercado internacional”. Eso nos dicen y expulsan mano de obra como lo han hecho tantas veces en la historia del capitalismo, todo en función de la productividad, que es lo mismo que decir menos salario.
Pero la ley del capitalismo sigue vigente. Si no hay producción, no hay plusvalía y si no hay plusvalía no hay de qué apropiarse (ganancias en lenguaje “legal” burgués). Por lo tanto, el brutal capitalismo no puede parar de producir y explotar y expropiar.
La propaganda mediática sistematizada habla del freno de algunos sectores de la producción -lo que es una parte de la verdad- y producto de las contingencias de la lucha de clases. A pesar de ello, la lucha por los derechos y el salario se mantiene y se afirma.
Como confirmación de esto, está la permanente lucha de los trabajadores y los pueblos petroleros del golfo San Jorge, que a pesar de la zanahoria de la “nacionalización” de YPF no han parado de luchar por los derechos políticos y salarios, convirtiéndose para el resto de los trabajadores, en un ejemplo a seguir.
O la permanente actitud ofensiva del último año de los trabajadores de San Lorenzo (Santa Fe) ligados al al producción agroexportadora que paso a paso, han ido conquistando salarios y condiciones de trabajo. O la última conquista de la clase arrancada a las empresas del complejo oleaginoso San Lorenzo representadas por Bunge, Molinos, Dreyfus, Nidera, Oleaginosa San Lorenzo, Renova,Cargill, Unitec Bio, Patagonia Bionergía, Explora, Terminal 6, Noble y Buyatti, representada en el pase a planta de 1200 trabajadores terse rizados a planta. Esto incluye un aumento en el presentismo de $200 a $600, un de 200 % de incremento por la jornada trabajada del Aceitero, la disponibilidad de transporte asegurado por la empresa para llevar y traer a los trabajadores de las plantas y otra vituallas. O los trabajadores del puerto de Mar del Plata y sus ya 50 días de paro. Y ya la clase se prepara por más, con la jornada de seis horas en los puertos privados por trabajo insalubre.
En palabras, la clase obrera mantiene su arremetida más allá de las coyunturas , y la burguesía retrocede sumergiéndose en crisis política. Con este espíritu de la clase proletaria, las vanguardias debemos llevar adelante las tareas para concretar la unidad política como parte de la Revolución.
Como resultado de la decisión de los trabajadores de no dejar pasar las aspiraciones de la oligarquía financiera de reducir los salarios y el nivel de vida, ha obligado a la burguesía a reconvertir y concentrar algunos sectores industriales –autopartistas, textiles y otros- que ya no están a la “altura de las demandas de el mercado internacional”. Eso nos dicen y expulsan mano de obra como lo han hecho tantas veces en la historia del capitalismo, todo en función de la productividad, que es lo mismo que decir menos salario.
Pero la ley del capitalismo sigue vigente. Si no hay producción, no hay plusvalía y si no hay plusvalía no hay de qué apropiarse (ganancias en lenguaje “legal” burgués). Por lo tanto, el brutal capitalismo no puede parar de producir y explotar y expropiar.
La propaganda mediática sistematizada habla del freno de algunos sectores de la producción -lo que es una parte de la verdad- y producto de las contingencias de la lucha de clases. A pesar de ello, la lucha por los derechos y el salario se mantiene y se afirma.
Como confirmación de esto, está la permanente lucha de los trabajadores y los pueblos petroleros del golfo San Jorge, que a pesar de la zanahoria de la “nacionalización” de YPF no han parado de luchar por los derechos políticos y salarios, convirtiéndose para el resto de los trabajadores, en un ejemplo a seguir.
O la permanente actitud ofensiva del último año de los trabajadores de San Lorenzo (Santa Fe) ligados al al producción agroexportadora que paso a paso, han ido conquistando salarios y condiciones de trabajo. O la última conquista de la clase arrancada a las empresas del complejo oleaginoso San Lorenzo representadas por Bunge, Molinos, Dreyfus, Nidera, Oleaginosa San Lorenzo, Renova,Cargill, Unitec Bio, Patagonia Bionergía, Explora, Terminal 6, Noble y Buyatti, representada en el pase a planta de 1200 trabajadores terse rizados a planta. Esto incluye un aumento en el presentismo de $200 a $600, un de 200 % de incremento por la jornada trabajada del Aceitero, la disponibilidad de transporte asegurado por la empresa para llevar y traer a los trabajadores de las plantas y otra vituallas. O los trabajadores del puerto de Mar del Plata y sus ya 50 días de paro. Y ya la clase se prepara por más, con la jornada de seis horas en los puertos privados por trabajo insalubre.
En palabras, la clase obrera mantiene su arremetida más allá de las coyunturas , y la burguesía retrocede sumergiéndose en crisis política. Con este espíritu de la clase proletaria, las vanguardias debemos llevar adelante las tareas para concretar la unidad política como parte de la Revolución.
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