“Protesta a lo bonzo: una mujer se prendió fuego en una planta pesquera para reclamar por sueldos adeudados” titulaban, diez días atrás, los diarios del sistema de la ciudad chubutense de Puerto Madryn.
El dramático y desesperado acto ocurrió mientras trabajadores de la pesca reclamaban el pago de salarios adeudados por la empresa Alpesca, tanto a personal embarcado como de planta. La protesta viene sacudiendo todo el año a Madryn, y un grupo importante de trabajadores de la firma está en conflicto desde hace meses.
El hecho hizo estallar la ira en los trabajadores que destrozaron parte de las oficinas y arremetieron contra el gerente de la planta que debió ser rescatado por la policía trasladándolo a un “lugar seguro de la ciudad para resguardar su integridad física”.
Los trabajadores que se encontraban en la planta se autoconvocaron y paralizaron por completo la planta, cruzaron un remolque en el ingreso impidiéndose la salida total de vehículos de la pesquera para luego marchar hacia el centro de la ciudad ya que el hecho de la mujer prendida fuego reclamando en forma desesperada el pago de los sueldos atrasados de su hijo y su esposo marineros, fue la gota que colmó el vaso y desató la indignación colectiva que venía acumulándose crecientemente.
Los cientos de trabajadores que marcharon con el total apoyo de los vecinos a la municipalidad conmovieron, aún más, a la castigada ciudad por las políticas de los monopolios, y obligó a los inútiles políticos a convocar un “comité de crisis” frente la posibilidad de un estallido social.
El fenomenal impacto social del conflicto que los grandes medios nacionales callaron vergonzosamente, no sólo está dado por la medida extrema de la mujer quien hoy se encuentra fuera de peligro de vida y en mejoría, sino que además, está dado porque la mencionada empresa ocupa a más de 1400 personas en forma directa y paga a proveedores alrededor de 20.000.000 de pesos mensuales.
La conflictividad menguó cuando la empresa se comprometió a pagar los salarios que debe, no producir despidos, despedir al gerente de la planta y pagar la deuda, con los prestadores de servicios de obras sociales. Es que los trabajadores no tenían médicos disponibles pese al descuento de aportes.
Esta lucha marca un antes y un después en este sombrío panorama que cruza desde hace largos meses la vida de los trabajadores y de toda la comunidad, y refleja localmente lo que está pasando a nivel nacional. A las conquistas económicas y sociales se le suma que los logros fueron obtenidos de la mano de la autoconvocatoria que garantizó un ambiente democrático para lograr la unidad que hizo retroceder los planes de explotación y miseria del poder y sus políticos corruptos.
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