martes, 7 de agosto de 2012

En Malvinas Argentinas (Córdoba), Monsanto enfrenta un problema: la lucha del pueblo


“Soja transgénica, ¿por qué tanto daño al más humilde? Quizás porque no tenemos las armas suficientes para defendernos, o quizás sobramos argentinos.
Es difícil creer que nos quieran eliminar a los más humildes con un plan siniestro que no entendemos, el boom de la soja transgénica-glifosato llegó a la Argentina hace más de 10 años, y con ellos las enfermedades-muerte, ¿a quién le conviene?
¿Una sociedad en extinción por enfermedades? Están negociando con nuestra salud con la famosa soja ‘sustentable’, sustentable para unos pocos y daño irreversible para millones de personas.
Quién nos devuelve a nuestros hijos fallecidos, por malformaciones, tumores, leucemias, cánceres, etc. Quién nos quita el dolor de no tenerlos más y pensar…que estos señores están para cuidarnos y protegernos.
¿Cómo hacer para que el pasado quede atrás? Imposible”.
Con esta profunda y dolorosa declaración se pronunciaron las Madres de Ituzaingó, sentimientos de la Argentina real que expresa en toda su dimensión la situación que padecemos millones de argentinos por los diversos males que nos aquejan, producto de esta sociedad decadente donde día a día se muestran más voraces y despiadados con el único fin de acumular más y más riqueza para tener más y más poder, el ser humano no cuenta. No hace falta otra demostración para manifestar contundentemente que los derechos humanos en nuestro país en particular son pisoteados con la misma crueldad consecuente de la misma burguesía de siempre aunque cambien los métodos o discursos.
Pero ¡ojo!, la lucha de clases enseña y con ello la generalización de la protesta y la determinación de nuestro pueblo de no quedarse quietos ni paralizados. Así lo demuestran los compatriotas de Malvinas Argentinas de la Provincia de Córdoba, que han tomado la firme determinación de enfrentar al monopolio mundial MONSANTO.
La presidenta Cristina Kirchner vino exultante de EE.UU. y anunció con bombos y platillos las nuevas inversiones de Monsanto, más de 1.500 millones de pesos en la construcción de una planta acondicionadora de semillas en la Localidad de Malvinas Argentinas (hasta parece una ironía) en un predio colindante a la Escuela Primaria “Capitán Luis Cenovio Candelaria” y a metros donde los vecinos iniciaron un juicio contra las fumigaciones. Pero el gobierno nacional autoriza la instalación de la planta de Monsanto, al tiempo que anuncia dos centros de investigación y desarrollo de la misma empresa en Tucumán y Córdoba con la posibilidad ambiciosa de extender la frontera agropecuaria a la Patagonia.
Pero como decíamos, los vecinos se oponen y así lo expresan con la lucha y la movilización, aunque no salga en cadena nacional.
Una vez más aparece expresado el concepto de que el Estado no es árbitro entre las clases, y se encuentra más presente que nunca; es decir, muy por el contrario, el Estado es un instrumento de la burguesía para dominar y ejercer las decisiones en beneficio del poder monopólico, por eso no nos equivocamos cuando afirmamos que el Estado es de las petroleras, de las mineras, de la industria automotriz, de la siderurgia, etc., y en este caso también de Monsanto y de Cargill, y que lo único que puede frenar esto es la enérgica lucha de nuestro pueblo.
Por ello saludamos calurosamente la iniciativa de los vecinos de oponerse a la instalación de dicha planta porque con ello le embarramos la cancha a los monopolios, los debilitamos políticamente aún más, lo cual, al mismo tiempo, nos va generando cada vez mejores condiciones para quebrar la correlación de fuerzas en el plano nacional donde la clase obrera y el pueblo logren arrebatarles el poder a estos buitres de la humanidad y poder así regir nuestro propio destino. No hay lucha pequeña, “la arena es un puñadito pero hay montañas de arena” diría el poeta del pueblo; y así se viene cimentando la lucha por el poder en Argentina.

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