La marcha del “Llamamiento del 17 de agosto”
que se está realizando en el Chaco (comenzó en la puerta del
impenetrable en Castelli, y culmina hoy en Resistencia), levantando las
siguientes demandas:
* Por una democracia directa y la construcción de poder en manos del pueblo.
* Contra la explotación y el saqueo del
ser humano y la naturaleza. Vivienda, tierra, agua, educación, salud,
transporte, energía y comunicaciones en manos del pueblo.
* Por la derogación inmediata de la Ley antiterrorista.
* Contra la represión a la protesta social y por el desprocesamiento y amnistía a todos los luchadores sociales.
* Contra la desocupación, precarización, flexibilización laboral y despidos.
* Basta de perseguir y asesinar a los pueblos originarios, comunidades de campesinos y a sus dirigentes.
* El narcotráfico y la corrupción son
funcionales y parte, a la vez, de este sistema capitalista de saqueo y
explotación. Basta de tolerancia y complicidad.
Estas demandas, son comunes a todo el pueblo argentino y, por ello, son una prenda de unidad para conquistar una vida digna
que este gobierno y los que vengan a través del corrupto, amañado y
antidemocrático proceso electoral que han “legalizado” los monopolios en
el poder, le impedirán alcanzar.
Con esta unidad que está materializando el “Llamamiento 17 de agosto”,
toma cuerpo la posibilidad de todo un pueblo de encontrarse en la
lucha, de unirse y de ir delineando una expresión política para lograr
sus objetivos de alcanzar esa vida digna tan anhelada.
Tanto la marcha en sí, como los puntos demandados, y esta corporización
que se ha logrado en el presente, nos hacen reflexionar sobre el futuro
de esta unidad materializada a partir de la lucha.
Lo que comenzó siendo una iniciativa en
donde participaron un poco más de una decena de organizaciones sociales y
políticas, hoy convoca a muchísimas más en el propio escenario del
Chaco, pero son más aun las que se sienten identificadas y, desde ya se
han unido, de hecho, al llamamiento. ¡Nadie quiere quedar afuera!
Esta unidad también tiene lugar para
todos aquellos compatriotas que luchan a diario y no están organizados
aún, porque aquí encontrarán el espacio que están buscando en donde van a
poder, mediante la lucha, abrazarse con sus semejantes, fundir en
unidad las batallas dispersas, hacer retroceder las políticas
antipopulares que deciden en sus despachos los monopolios y que se
ejecutan desde el Estado, descubrir detrás de las mentiras los
chanchullos que hacen con las riquezas y recursos que nosotros
generamos, desnudar cada uno de los negociados y a cada funcionario
servil de esos intereses transnacionales, convertir en fuerza social la
debilidad individual y la impotencia que sentimos en la soledad a la que
nos confina el sistema capitalista que ellos defienden. Porque cuando
un pueblo se une por sus intereses y aspiraciones en la lucha cotidiana,
no hay fuerza capaz de vencerlo.
Días atrás, escribíamos en estas mismas
páginas, la jornada extraordinaria que protagonizaron unas trescientas
familias de A. Korn quienes, a fuerza de lucha y organización,
suspendieron el desalojo de los terrenos que ocupaban desde hace mucho
tiempo, en donde habían construido sus casas y delineado su
urbanización. Allí también, se conocieron los puntos levantados por el “Llamamiento 17 de agosto” porque varios de sus integrantes participaron activamente de la patriada.
Es que, así como la organización social
capitalista tiene sus leyes de población, las necesidades y aspiraciones
del pueblo tienen otras leyes de población. De la misma manera, la
organización capitalista de la sociedad tiene sus prioridades en la
ganancia a costa de la vida de los seres humanos, mientras que las
necesidades y aspiraciones de la población laboriosa argentina,
sintetizada en los puntos más arriba señalados que levanta el “Llamamiento 17 de agosto”,
tiene sus propias leyes que se escriben en la lucha, en la
movilización, en el poder político que confiere la masividad de esas
aspiraciones populares, en la dignidad de millones de familias de
luchadores en donde participan trabajadores, desocupados, pueblos
originarios y oprimidos en general que son la más fiel representación de
las personas comunes de este país con sus más caros anhelos.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el “Llamamiento 17 de agosto” ya
es una realidad política y de unidad orgánica que ha parido generando
una nueva expectativa. Ahora se debe desarrollar y nacionalizar
haciéndose ver en cada región y zona en la que tiene un brote y,
metiendo la semilla, en donde todavía no germinó.
Ésa es la nueva fase a transitar.